—¿Qué has dicho? —Leland habló en voz baja. No podía creer lo que oía.
¿Estaba alucinando por el frío? No... ¿verdad?
—Que yo... —Sophie vaciló cuando se dio cuenta de que el Duque Romanov sonaba enojado. Optó por no mencionar el hecho de que estaba embarazada para así poder quedarse en el castillo y ganar algo de buen dinero.
Sin embargo, ahora que la situación requería que revelara la verdad, Sophie podía sentir la ira del hombre y eso le secaba la garganta. Le había mentido y el Duque Romanov debía estar tan furioso que no podía ni pronunciar una palabra.
—¿Qué era? —Leland preguntó de nuevo con brusquedad—. Quizás te he oído mal, Señorita Hansley.
Sophie respondió con voz entrecortada y tímidamente dijo —Estoy embarazada del hijo de otro hombre, Duque Romanov. No puedo
—¡Basta! —Los ojos de Sophie se abrieron de par en par y supo que él estaba verdaderamente molesto.