Los ojos de Isla se abrieron de par en par cuando escuchó lo que acababa de decir su compañero. Inmediatamente agarró el brazo de Elías.
—¿Qué crees que estás haciendo? Elías, por favor detén esto... —susurró a su compañero y luego se giró hacia Leland. Habló de manera apologetic. —Lo siento, Leland, por favor no pelees con mi compañero.
Tanto si Isla estaba de acuerdo con las decisiones de Leland como si no, conocía demasiado bien la reputación de su primo. Era fuerte y despiadado. Había matado a los guerreros más poderosos de cada tribu cuando desafiaban su posición.
Había una gran razón por la cual la Manada de la Arena Obsidiana era mayormente neutral y no participaba activamente en guerras y conquistas mientras que la Manada del Río Sangriento sí lo hacía. No quería que Elias resultara herido.
En cuanto a la diferencia de poder, no todos los Alfas eran iguales.