Teócrata Fusha tenía rasgos hermosos, un cuerpo grande y un aura natural de dominio. Teócrata Ojovil, por el contrario, era incomparablemente feo. Su cuerpo estaba cubierto con una capa de gruesa piel jade, la cual tenía bultos y protuberancias por doquier. En su frente, había un bulto particularmente grande que tenía un ojo dentro, ese ojo estaba lleno de infinita malevolencia. Los Dioses Empíreos más débiles y los Inmortales Verdaderos podían ser dominados instantáneamente con una sola mirada de ese ojo.
—Ven conmigo, pero ten cuidado con Norte Oscuro y Kuafu. Con Norte Oscuro en particular: su arte de la espada es extremadamente poderoso —instruyó Teócrata Fusha.
—Sí.
Las seis figuras inmediatamente los siguieron.