—Joven maestro Flamajoven, no hay manera de que podamos lidiar con tantos monstruos Soldados Dao —dijo el Adepto Riovasto a toda prisa.
Ning, mirando fijamente la ola titánica que había sido formada por innumerables monstruosos Soldados Dao, también se sintió impotente. Él dijo mentalmente:
—Joven maestro Flamajoven, ¿ahora qué?
—Joven maestro Flamajoven.
—Joven maestro Flamajoven.
Todos miraron hacia Flamajoven Nong. Incluso el hombre de piel negra, Xiangliu Fang miró a su joven maestro.
—Tío Fang, no te preocupes por mí. Ve y mátalos a todos.
Flamajoven Nong apretó los dientes. Agitando la mano, produjo un maravilloso globo dorado de luz que voló en el aire y creció rápidamente de tamaño hasta que alcanzó un diámetro de treinta metros.
—Todos ustedes, entren —ordenó Flamajoven Nong. Al mismo tiempo, produjo un saco blanco con la otra mano, el cual se abrió—. No se resistan.
Whooooooosh.