Qin Lu habló despreocupadamente:
—Tenemos una conexión especial.
Shen Junqing levantó una ceja escépticamente y preguntó:
—¿Realmente te gusta ella?
Qin Lu respondió con calma:
—Joven Maestro Shen, esto parece no tener nada que ver contigo.
Su primera frase fue una advertencia para Shen Junqing, diciéndole que no tuviera ideas sobre la pequeña.
No necesitaba responder preguntas personales.
Shen Junqing soltó una risita, se levantó apoyándose en el brazo del sillón y dijo:
—Vamos, vamos a ver si la pequeña hermana se está divirtiendo o no.
En el piso superior.
La paciencia de Nan Yan estaba a punto de agotarse.
No tenía tanto tiempo para perder.
Preferiría volver al hotel y dormir si tuviera el tiempo.
La joven se apoyaba despreocupadamente contra una columna de carga en el vestíbulo, jugando en su teléfono mientras era entretenida por Wu Yue.