Ellie
Ver a la gente pelearse no era precisamente un pasatiempo que le gustara, sobre todo cuando se trataba de una pelea física, comparada con una discusión. No es que no haya estado nunca en una pelea de verdad. De vez en cuando, pillos o lobos solitarios aparecían en sus fronteras y se veían obligados a defender su territorio. Ellie nunca dudó en meterse en una pelea cuando tenía que hacerlo, pero luchar por luchar no era algo que hubiera aprendido a apreciar.
—¿Cómo crees que va a ser esto? —preguntó Shelby mientras las dos se dirigían al gimnasio de la escuela de manada donde su padre tenía preparado el torneo.
—No estoy segura —admitió—. Papá dijo que hay algunas reglas bastante claras. Se supone que es más parecido a la lucha libre que al boxeo. Supongo que no lo sabremos hasta que lo veamos por nosotros mismos.
—Suena salvaje —comentó Shelby.
—Sí, estoy de acuerdo.