Ellie
De pie en el baño, mirando el inodoro y el vaso vacío que le habían dado como si ambos fueran sus enemigos, Ellie no podía dejar de llorar. No era propio de ella llorar tanto por cualquier cosa, pero por alguna razón, la realidad de que debía estar embarazada, de que esa era la única solución a lo que le pasaba que tenía algún sentido, la hacía llorar casi tanto como cuando River la había abandonado en el pasillo.
Ahora, con su marido mirándola desde la puerta, no tenía respuestas para él. ¿Era bueno que estuviera embarazada? Le gustaría pensar que sí. Ellie siempre pensó que quería ser madre. Solo que no estaba segura de saber cómo.
River se acercó a ella y la rodeó con sus brazos, la puerta del baño se cerró tras él.
—Ellie, cariño, está bien. Sea lo que sea lo que te preocupa, lo resolveremos. Todo irá bien, te lo prometo.