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82.92% Faraway Wanderers [Esp. Part 1] / Chapter 33: Capitulo 33: El Maestro de los Fantasmas

Bab 33: Capitulo 33: El Maestro de los Fantasmas

Lentamente, Wen Kexing se enderezó y lo miró sin decir una palabra.

Cruzando las piernas y con los dedos tocando su propia rodilla, dijo en voz baja, después de un momento: —Mi apellido no es Rong. En realidad, estoy amargado por no haberme encontrado a ese Rong en toda mi vida, de lo contrario, lo habría matado una vez por cada ocasión en que me lo encuentrara.

La cara de Zhou Zishu no reflejó ninguna sorpresa.

Al escuchar esto, hizo una pausa, y antes de que su discurso se ralentizara dijo: —¿Oh? Parece que he adivinado mal, entonces. Pensé que... pensé que el actual Maestro del Valle Fantasma era un descendiente de la familia Rong.

En la oscuridad, sólo se podían escuchar los ligeros ronquidos de Zhang Chengling.

La distancia entre los dos no era mucha, pero era tan silenciosa como un cementerio.

Después de un tiempo, una sonrisa se formó lentamente en la cara ae Wen Kexing.

Esta sonrisa era diferente de su habitual sonrisa tonta y de ojos entrecerrados; no había arrugas de risa en las comisuras de sus ojos, sus iris negros como el carbón todavía estaban tan fríos como el hielo, reflejando una luz débil.

Lo miró con atención y sus delgadas cejas se alzaron ligeramente, dando la impresión de una falsa sonrisa.

—¿Oh?

La voz de Zhou Zishu era tan baja que parecía que sus labios no se movían en absoluto, pero la velocidad a la que hablaba era rápida.

—El Fantasma de Luto Encantado gastó dinero para contratar al Escorpión Venenoso para acechar al niño durante todo su viaje, no porque quisiera matarlo, sino porque quería saber si había visto a un hombre sin un dedo cuando ocurrió la tragedia de la familia Zhang. Según lo que sé, al Fantasma Ahorcado Xue Fang le faltaba un dedo. Pero desde que conocimos a esas personas en el templo en ruinas ese día, supe que el exterminio de la familia Zhang no fue llevado a cabo por alguien del Valle Fantasma.

Como si estuviera muy interesado, Wen Kexing continuó preguntando: —¿Cómo lo sabes?

Zhou Zishu se rió ligeramente.

—Escolté a ese niño a Tai Hu ileso, con todas sus extremidades intactas de las trampas de cien mil Fantasmas. Si mis habilidades fueran realmente tan grandes, habría gobernado el mundo pugilista hace años, ¿Por qué estaría aquí?

Wen Kexing lo miró con ojos ardientes y dijo: —...Tampoco tienes que ser tan humilde.

Zhou Zishu continuó: —¿Pero por qué el Fantasma de Luto Encantado persigue a este niño tan obstinadamente? Creo que podría haber sólo una explicación: no importa quién cometió el asesinato de la familia Zhang, debe haber algún Fantasma del Bosque Qingzhu que abandonó el Valle por su cuenta y se involucró en esto, y el Fantasma de Luto Encantado sospecha que... o debería decir, quiere dejar que la gente sospeche que esta persona es el Fantasma Ahorcado. Además, el hombre de negro que Gu Xiang mató en el templo en ruinas aquella vez, dijo la palabra "Púrpura" justo antes de morir. ¿Púrpura qué? Déjame adivinar... no puede ser Peligro Púrpura, ¿verdad?

Wen Kexing asintió: —De hecho, ambos los seguimos desde Jiangnan hasta Tai Hu, y luego a Dong Ting. Llegamos por coincidencia y nuestra aparición fue sospechosa. Incluso maté a ese pequeño Fantasma en la cueva subterránea, porque tenía miedo de que él revelara mi identidad, ¿Estoy en lo cierto?

Zhou Zishu dijo: —Eso no es difícil de adivinar, Wen-xiong. Si le echas un vistazo a todo el jianghu, hay muy pocas personas de las que no puedo adivinar su trasfondo. Descontando a los de la frontera sur y el desierto del norte, dentro del mundo pugilista de las llanuras centrales, puedo contarlos con una mano. Pero tú y yo hemos pasado tantos días juntos, que si aún no pudiera discernirlo, ¿No sería demasiado estúpido?

Wen Kexing guardó silencio durante un rato, sin confirmar ni negar.

Entonces se le escapó una risa y asintió: —Realmente sabes demasiadas cosas... ¿Maestro Zhou del Monte Zhou? ¿Lord Zhou?

Zhou Zishu sonrió: —No soy más que un civil ahora, el Monte Zhou es algo demasiado formal.

Cuando Wen Kexing nombró directamente los "Clavos de las Siete Acupunturas para Tres Otoños", Zhou Zishu sabía que el hombre ya había adivinado sus propios antecedentes.

Ninguno dijo nada más; en este momento, Wen Kexing ya no era el casanova de lengua simplista que tenía un gusto exclusivo por los hombres, y Zhou Zishu ya no era el vagabundo sin hogar que cantaba pequeñas canciones a la orilla del camino.

El misterioso Maestro de la Montaña Fengya y el imprevisible exlíder de Tian Chuang se enfrentaron silenciosamente en una casa abandonada, aunque era más como una evaluación silenciosa mutua.

El único testigo estaba, increíblemente, durmiendo como un muerto a un lado.

Zhou Zishu miró en dirección a Zhang Chengling y bajó la voz aún más: —¿No está el Maestro Fantasma siguiendo a este niño porque cree que él sabe algo? Como... ¿Quién es la persona que violó las reglas, dejó el Valle, y siguió cazándolo después?

Wen Kexing preguntó en respuesta, sonriente: —¿Cómo sabes que lo estoy siguiendo a él?

Zhou Zishu soltó una carcajada: —Si no lo estás siguiendo a él, no puedes estar siguiéndome a mí, ¿verdad?

Sin embargo, Wen Kexing solo sonrió.

Su comportamiento podría haberse confundido fácilmente con alguien profundamente enamorado mientras miraba a su amante.

Su sonrisa le puso la piel de gallina a Zhou Zishu.

Un segundo más tarde, Wen Kexing preguntó con suavidad: —A-Xu, ¿No crees que nos estamos convirtiendo en una mejor pareja el uno para el otro?

Zhou Zishu dijo resueltamente: —En absoluto.

Wen Kexing lo miró, con su expresión todavía llena de una gentileza espeluznante.

Se miraron durante medio segundo, antes de que Zhou Zishu preguntara de repente: —¿Estás loco o es consecuencia de una desviación de qi?

Pero Wen Kexing atrapó ligeramente los dedos del otro y acarició su palma.

Luego levantó su mano, inclinó la cabeza para presionar un suave beso en el dorso de ésta y preguntó: —¿Qué piensas?

La piel de gallina se alzó instantáneamente sobre el cuerpo de Zhou Zishu.

Inmediatamente arrebató su mano hacia atrás.

La sensación cálida de sus labios y esa mirada persistente parecieron enredarse en algo inseparable; Zhou Zishu estaba empezando a descubrir que Wen Kexing estaba demente, y no a la ligera.

—El apetito de Wen-xiong es demasiado bueno.

Wen Kexing dijo descaradamente: —Bien dicho, excepto que mi apetito se abre una vez que te veo, ¿Qué sugieres que haga?

Inmediatamente después, antes de que Zhou Zishu pudiera decir algo.

Wen Kexing continuó divagando disparates sin cesar: —Hace muchos años, vi un cadáver al borde de la carretera cuyo cabello ya se había marchitado y desordenado en un enjambre. Los colores de su ropa se habían desvanecido hasta que ya no pude decir cuáles habían sido alguna vez. Tenía la cara envuelta en sangre y carne, su nariz cortada, sus rasgos indistinguibles. Un bastón lo había atravesado, desde el pecho hasta la espalda, saliendo debajo de los omóplatos. Lo miré unas cuantas veces más: una mirada a esos omóplatos, y supe que tenía que ser una belleza incomparable cuando había estado vivo, ¿Y adivina qué?

Zhou Zihu inhaló profundamente, pero Wen Kexing intervino antes de dejarlo hablar:

—Todavía tengo que juzgar equívocamente la belleza de una persona, he acertado la belleza de las personas sólo por sus huesos toda mi vida. Así que, A-Xu, también podrías quitarte el disfraz de tu cara, y déjarme besarte y abrazarte hasta que mi adicción sea saciada. Las personas hermosas son raras en este mundo, pero tampoco son demasiado difíciles de encontrar. He abrazado a casi todas las bellezas que existen, y nunca los he molestado después. Quién sabe, tal vez después de haber visto tu verdadero rostro, desarrollemos emociones apasionadas y tórridas el uno por el otro y tengamos una aventura de una noche, para más tarde olvidarme de ti. Aunque, tal como eres ahora... me dan ganas de vivir el resto de mi vida contigo en lugar de eso.

Zhou Zishu había querido decir algo, sus palabras ya estaban en la punta de su lengua, pero las olvidó al instante una vez que escuchó eso.

Miró a Wen Kexing con los ojos muy abiertos y la boca cerrada.

Entonces Wen Kexing sonrió. Se sacudió de la risa y señaló a Zhou Zishu mientras decía: —Te asusté hasta la muerte, ¿No?

—Jódete —respondió Zhou Zishu simplemente, luego se detuvo.

Como si hubiera pensado en algo, de repente le dio unas palmaditas en el hombro y dijo: —Olvídalo, mis condolencias.

Wen Kexing se congeló y preguntó vacilante: —¿Qué?

Pero Zhou Zishu no dijo nada más, sólo se apoyó contra la pared y cerró los ojos para descansar.

¿Por qué alguien recordaría la apariencia de una persona muerta tan claramente que aún podía relatar lo que había estado usando y podía detallar cómo era su cabello, incluso después de tantos años?

Debió haberlo repasado innumerables veces en su mente hasta que fue grabado en su corazón y haberlo narrado en broma como si no fuera nada para él, una y otra vez, con miedo de olvidar cómo se veía el difunto.

Inexplicablemente, Zhou Zishu entendió ese sentimiento: podrían haberse encontrado en un océano de extraños por coincidencia, ignorantes de los antecedentes del otro, pero esto no se interpuso en su camino de ser almas gemelas.

Al día siguiente, Zhou Zishu salió del patio abandonado con Zhang Chengling, por supuesto, trayendo consigo una sombra no invitada con el apellido Wen.

Planeaba hacer otra visita a la casa de conteo para verificar el progreso de lo que les había pedido que investigaran la última vez y para poder comprender mejor las cosas.

En el caminó se permitió introducir información en la cabeza vacía de Zhang Chengling, para que éste no practicara tontamente el kungfu y no hiciera nada más.

Zhang Chengling descubrió muy rápidamente que aprender de este shifu barato era extremadamente doloroso: sólo le importaba tratar de impartirle conocimiento al recitar un montón de fórmulas complejas y retorcidas, sin importarle si los demás podían entenderlo o memorizarlo.

Para darle a esta práctica un nombre que suena mejor, "La responsabilidad de un shifu es aceptar discípulos, y la responsabilidad de un discípulo es cultivar el conocimiento".

Zhang Chengling sintió que las expectativas de Zhou-shifu eran demasiado altas, más altas que la mitad de una montaña; en medio de la niebla y las nubes, su cabeza estaba aún más confusa, con los ojos rodando hacia atrás mientras recitaba vacilante las fórmulas.

Zhou Zishu estaba muy molesto por su mirada tonta, y lo golpeó en la parte posterior de la cabeza, regañándole: —¿Estás recitando fórmulas o ahorcándote?

Zhang Chengling sabía que era estúpido; sin atreverse a responder, lo miró con una expresión de sufrimiento, y entonces Zhou Zishu preguntó: —¿Qué?

Zhang Chengling dijo: —Shifu, no entiendo.

Zhou Zishu inhaló profundamente, sintiendo que dado que había aceptado que Zhang Chengling lo llamara "Shifu", lógicamente debería tener algo de paciencia con él.

Y así, reprimió su temperamento, ralentizó su discurso y preguntó con lo que sentía que era una gran paciencia: —¿Qué parte no entiendes?

Zhang Chengling lo miró, bajó la cabeza en silencio y murmuró: —Todo...

Sin decir una palabra, Zhou Zishu volvió a mirar a otro lado.

Se resistió durante un buen rato, pero finalmente no pudo aguantar más: —Niño, ¿Esa cosa que está encima de tu cuello es una cabeza, o una maceta?

A un lado, Wen Kexing estaba disfrutando el espectáculo; al presenciar esta situación, subió para separarlos, imaginándose activamente que era un padre amable junto a una madre estricta.

Medio satisfecho de sí mismo y medio egocéntrico, le dijo alegremente a Zhou Zishu: —Es suficiente, ¿Sabes cómo enseñar a tu discípulo? Incluso el discípulo más inteligente se volverá tonto con lo mucho que lo reprendes.

Zhou Zishu dijo: —¿Por qué no sabría cómo? Le enseñé a mi shidi todo lo que sabía.

Los ojos de Wen Kexing se abrieron un poco, y preguntó con curiosidad: —Entonces, ¿Qué hacías cuando tu shidi no podía recitar las fórmulas o hacer bien una técnica?

Eso había sido bastante tiempo; Zhou Zishu frunció el ceño mientras trataba de recordar, antes de decir:

—Le haría copiar trescientas veces la fórmula rudimentaria para practicar qi que cada nuevo discípulo aceptado en nuestra secta tenía que aprender. Si no lo lograba, podría practicar a su propio ritmo. Si todavía no lo conseguía, no podría comer. Y si todavía no lo había conseguido para entonces... tampoco podría dormir. Habría gente cerrando su habitación a medianoche y entonces le ordenaría pararse en la nieve para comprender los conceptos por sí mismo.

Al escuchar esto, Zhang Chengling se estremeció en secreto.

Wen Kexing hizo una pausa de medio segundo y luego suspiró: —Tu shidi... realmente tiene una gran suerte de haber sobrevivido.

Zhou Zishu se detuvo en sus pasos. De la nada, dijo: —No tuvo gran suerte. Él está muerto.

Zhang Chengling y Wen Kexing lo miraron, pero su rostro amarillento no reveló el más mínimo indicio de emoción.

Zhou Zishu acarició la cabeza de Zhang Chengling no con demasiada suavidad y dijo directamente: —Aprende bien. Si quieres sobrevivir unos días más, debes ser capaz.

Luego arrojó a Zhang Chengling al cuidado de Wen Kexing, diciendo: —Voy a ver a un viejo amigo. Ayúdame a cuidarlo un poco —y se fue usando qinggong sin mirar atrás, dejando a Zhang Chengling y Wen Kexing mirándose el uno al otro con incredulidad.

Después de un momento, Wen Kexing dijo, con un profundo sentimiento: —Las palabras de tu shifu son extremadamente ciertas, debes ser capaz… Olvídalo, él no está aquí, vamos a hacer un cambio de cerebros. Continuaré con la segunda mitad de la historia del Niño Rojo que te conté la vez anterior.

Zhang Chengling era un bueno para nada, así que instantáneamente se animó, y los dos se dirigieron hacia la taberna más cercana mientras escuchaba la narración de Wen Kexing: —¿Pero qué debería hacer con todos esos monstruos? El Niño Rojo pensó durante mucho tiempo, intentó muchas cosas, hasta que finalmente pensó en una idea. Sólo necesitaba un artefacto mágico...

Con uno de ellos inventando cosas mientras avanzaba, y el otro siendo un expectador entusiasta, el viaje fue extremadamente agradable.

Justo cuando estaban a punto de entrar en una taberna, de repente, oyeron a una chica detrás de ellos gritar: —¡Maestro! ¡Maestro, finalmente te he encontrado!

Wen Kexing y Zhang Chengling miraron hacia atrás para ver a Gu Xiang saltar hacia ellos.

Por extraño que parezca, detrás de ella estaba Cao Weining.

Wen Kexing no pudo dar una explicación de cómo estos dos habían terminado juntos, pero antes de que pudiera preguntar, Gu Xiang parloteó con sus palabras arrojándose como frijoles saltarines:

—No pude encontrarte ayer, así que fui a buscarte, y escuché a Cao-dage¹ decir que Zhou Xu y tú se habían llevado al niño Zhang, ¡Y se ofreció a llevarme a buscarte!

Cao Weining sonrió tontamente y repitió: —Es un placer, es un placer.

Gu Xiang continuó: —Maestro, Cao-dage no sólo es justo, también tiene una buena educación, déjame decirte...

Wen Kexing deseó fingir que no los conocía, y se llevó a Zhang Chengling a la taberna.

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[1] Dage (gran hermano): es utilizado para dirigirse cortésmente a hombres de aproximadamente la misma edad o más grandes que el hablante, pero no lo suficientemente mayor como para ser llamado shushu (tío).


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