Gu Xiang abrió un paraguas y sostuvo otro cerca de su pecho mientras caminab bbajo la lluvia.
Sus zapatos bordados pisaron las piedras debajo, haciendo que e aagua salpicara sus pantalones.
Una ráfaga de viento frío la hizo temblar; sentí qque nadie podía ser un individuo más dedicado y leal que ella en este momento.
Cuando la niña levantó la vista, vio a un hombre caminando solo bajo la lluvia con la cabeza gacha.
Wen Kexing estaba empapado hasta los huesos, con la ropa desordenada pegada a su cuerpo.
Pero ella no prestó atención a su estado ligeramente tumultuoso.
Gu Xiang lo alcanzó y gritó: —¡Maestro!
Wen Kexing no se volvió para mirarla, pero evidentemente escuchó su voz y se detuvo a esperarla.
Gu Xiang corrió hacia él y le dio el otro paraguas, internamente sintiendo que sufrir al aire libre en este clima miserable era un desperdicio de su esfuerzo.
Al ver cómo se comportaba su Maestro, Gu Xiang estaba bastante segura de que había estado haciendo actividades indecentes en lugares innombrables.
Así que frunció los labios y preguntó con desaprobación: —¿Fuiste a pasar el tiempo a alguna parte, Maestro?
Wen Kexing abrió el paraguas y dio unos pasos antes de responder en voz baja: —Tuve una pelea.
Gu Xiang preguntó por instinto: —¿En el dormitorio?
Cuando Wen Kexing se giró para mirarla, fue lo suficientemente inteligente como para abofetearse a sí misma ligeramente.
Después habló con su tono serio: —Estúpida, estúpida boca, ¿Qué tipo de basura estás escupiendo? ¡No puedes decir esas cosas!
—A-Xiang —Wen Kexing interrumpió, ya que no tenía la intención de humillarla.
Gu Xiang parpadeó. Sólo llovió más fuerte, con el agua creando una espesa capa de niebla que le impidió ver claramente las expresiones de Wen Kexing.
Después del silencio solemne, miró hacia abajo y dijo suavemente: —Dijo que moriría pronto.
Gu Xiang hizo un sonido de duda, incapaz de reaccionar a eso: —¿Quién va a morir?
—Zhou Xu.
Hubo una pausa por parte de Wen Kexing que podría ser para él componerse o para que Gu Xiang lo asimilara.
Mientras continuaba caminando hacia adelante, moldeó su voz en la habitual indiferencia que poseía: —Sufre de heridas internas y por la forma en que lo veo, no parecen amenazantes. Pero hoy me enteré de que son incurables y que sólo vivirá dos o tres años más. En el momento en que escuché eso, supe quién era... ¡Ja! ¡Si lo hubiera sabido desde el principio, nunca lo habría seguido!
Los ojos de Gu Xiang estaban muy abiertos, ya que parecía tener dificultades para procesar la verdad.
Después de un buen rato, preguntó con cautela: —¿Zhou Xu?
—Sí —La voz de Wen Kexing era baja— Al principio pensé que no podía ser de Tian Chuang. No se puede escapar de ese lugar y los que lo intentan tienen que sufrir el castigo de los Clavos de las Siete Acupunturas por tres Otoños, lo que provoca la pérdida de sus habilidades de artes marciales y todos los sentidos; son convertidos en inválidos que pueden guardar secretos mejor que los muertos. Al principio, pensé que no había forma de que llevara los clavos sobre él, viendo cuán capaz era... pero justo ahora me entero de que tiene un método particular para frenar el daño, aunque aún así no sobrevivirá por más de tres años.
Esta era la primera vez que Gu Xiang escuchaba sobre esto; ella apenas respiraba mientras lo escuchaba.
Ante eso, ella preguntó: —Maestro... ¿Cómo sabes todo esto?
—¿Yo? —Wen Kexing dejó escapar una risa extraña— ¿Crees que podría haber sobrevivido hasta ahora sin saber más de lo que debería?
Después de un breve silencio, Gu Xiang continuó: —Entonces... ese Zhou Xu, él...
—Ya puedo decir que conozco a alguien que escapó de Tian Chuang —Hizo una pausa— Nunca ha habido alguien que pueda evadir el destino de volverse catatónico, pero él puede. A partir de ello, puedo suponer que su rango era el Gran Mayordomo por lo menos; él... podría haber sido el ex líder incluso.
Gu Xiang estaba sorprendida. ——Si él fuera el líder, entonces por qué huiría...
Entonces se detuvo, aparentemente dándose cuenta de algo.
Wen Kexing caminaba muy rápido ahora, como si quisiera dejar algo detrás de él, lo más lejos posible.
Con las piernas cortas de Gu Xiang, ella tuvo que trotar ligeramente para alcanzarlo.
Al ver que sólo se volvía cada vez más rápido, Gu Xiang interrumpió el silencio entre ellos: —Maestro, ¿Tienes el corazón roto?
Wen Kexing preguntó suavemente sin mirar atrás: —¿Por qué lo tendría?
Después de reflexionar, Gu Xiang tuvo que admitir que no estaba segura.
Ella lo escuchó reír suavemente, con sus pies casi deslizándose sobre el suelo en lugar de caminar: — Con su disfraz, ni siquiera puedo saber con certeza si es una belleza o no... además, prefiero el tipo suave, por lo que no será de mi gusto incluso si es hermoso.
Incluso con su qinggong, Gu Xiang no pudo alcanzarlo y ella soltó: —¿Pero no dijiste una vez que te gustan los altos con cintura pequeña y bonitos huesos de mariposa...?
—Lo recuerdas mal —interrumpió. Luego agregó, justificándose con nadie en particular— Sentí que... finalmente había encontrado a alguien con quien me puedo identificar... Gu Xiang, deja de seguirme.
"¿Ah?" En un abrir y cerrar de ojos, Wen Kexing ya estaba a metros de ella.
Gu Xiang gritó malhumorada: —¿Por qué, Maestro? ¿Te enfurecí de nuevo?
Wen Kexing ya había desaparecido bajo la lluvia con sólo una voz distante llegando a sus oídos: —Hablas demasiado.
Gu Xiang, que se quedó sola, pisoteó petulantemente y lo maldijo por lo bajo: —¡Fui amable contigo y esto es lo que obtengo!
Luego levantó la cabeza para mirar en la dirección en que Wen Kexing se había desvanecido, recordando de repente la imagen de su espalda empapada, sus hombros anchos y sus pasos inquebrantables bajo la lluvia que no la esperaron ni un momento.
Ella lo compadeció un poco.
Encontró a alguien con quien podía conectar o lo que sea que esté bien... pero esa persona era una lámpara parpadeante que se extinguiría en unos años.
Entonces, ¿Cuál era el punto?
Bajo el viento frío y la lluvia, uno pensaría que podría haber logrado algo pero no era así.
¿Quién en este mundo realmente podría vivir como le plazca?
¿Podría alguien hacerlo?
Nadie sabía a dónde fue Wen Kexing esa noche.
Temprano en la mañana, alguien golpeó constantemente la puerta de Zhou Zishu.
Cuando abrió la puerta, Cao Weining casi se estrelló contra él, pero luego el joven lo arrastró afuera, diciéndole mientras corría: —¿Cómo puedes estar tan tranquilo en tu habitación cuando tu discípulo está a punto de perder la vida?
—¿Quién? —Después de esa noche caótica, los pensamientos de Zhou Zishu aún no se habían desenredado.
Le tomó unos segundos reaccionar y frunció el ceño: —¿Te refieres a Zhang Chengling? ¿Qué pasó ahora, por qué siempre es él?
Cao Weining suspiró: —Se siente como que este es su año de mala suerte, no tengo idea de cómo sigue metiéndose en este tipo de situaciones; ayer alguien trató de asesinarlo, pero afortunadamente el Héroe Zhao fue alertado y lograron capturar a la persona responsable. Desafortunadamente, ese hombre estaba en una misión suicida y se envenenó en el momento en que lo atraparon. Dijo que...
Cao Weining hizo una pausa, las sospechas aparecieron.
Pensó en lo que su shifu Mo Huaikong le dijo esa mañana: entre todos los grandes nombres que se reunieron en Dong Ting, ¿Quién estaba tan decidido a arruinar la vida de un niño que no era tan brillante?
En lugar de tratar de terminar el trabajo, sería más probable que el motivo fuera encubrir algo.
Incluso con su mente simple, Cao Weining podía sentir que algo andaba mal.
Había algo mal en la atmósfera que había sido reprimido por parte de Gao Chong por el momento, pero las dudas y teorías se extendían como una plaga.
¿Qué era exactamente la Armadura Lapislázuli?
Cuando llegó Zhou Zishu, las habitaciones de Zhang Chengling y Zhao Jing ya estaban rodeadas por una gran multitud.
Zhao Jing estaba desnudo de cintura para arriba, con los hombros aparentemente sangrando, y estaba sentado en un gran banco con alguien vendando sus heridas.
Tenía una expresión desagradable, había una espada en su espalda con sangre todavía en ella.
En el suelo había dos cadáveres con la cara completamente morada; parecía que habían sido envenenados.
Zhou Zishu vio un gancho al lado de uno de los cuerpos y al instante supo que era de los Escorpiones.
En realidad, había varias facciones entre los Escorpiones, dependiendo del precio de contratación.
Por ejemplo, aquellos que estaban con el Fantasma de Luto Encantado y lo ayudaron a atraer a Zhang Chengling no eran aquellos que darían la vida; para adquirirlos, uno tendría que pagar un precio más alto.
Era más problemático con éstos. No se sabía cuántos eran; una vez que un grupo fallaba, otro grupo avanzaba, y todos eran del tipo intrépido. Si tenían éxito, se les pagaba generosamente; si no lo tenían, tendrían que dejar su propio cuerpo allí mismo.
Por eso no era nada barato.
¿Quién gastaría tanto para matar a Zhang Chengling? ¿Sentían que este niño de nariz mocosa poseía algún tipo de inteligencia que crearía problemas en el futuro?
Una idea extraña apareció dentro de la cabeza de Zhou Zishu.
Pensó: incluso yo he hecho muchos enemigos en mis días, pero nada tan excesivo como esto.
La mirada que le arrojó a Zhang Chengling tenía algunos sentimientos indescriptibles.
Sin embargo, Zhou Zishu no esperaba que el joven que estaba parado en una esquina no estuviera sorprendido ni mostrara miedo. Simplemente mantenía la cabeza baja, como mirando los dos cuerpos y sólo mostrando la parte superior de su cabeza.
El silencio cayó sobre él por completo; cada vez que la gente le preguntaba algo, solo asentía o sacudía la cabeza.
Gao Chong se inclinó un poco y le preguntó a Zhang Chengling con una cara amable: —Chengling, ¿Conoces a estas personas?
Zhang Chengling lo miró y sacudió la cabeza baja.
Gao Chong, por turnos, habló aún más suavemente, extendiendo la mano para acariciarle la cabeza: —No tengas miedo, hijo mío, te vengaremos. Dime, ¿Qué te dijeron estas dos viles personas anoche?
Zhang Chengling no lo miró a los ojos y volvió a negar con la cabeza.
Gao Chong estaba empezando a perplejarse cuando alguien interrumpió enigmáticamente:
—¿De qué serviría hacer esa pregunta, Héroe Gao? Todos sabemos que estos dos son mártires del Escorpión; son simplemente cuchillas y las cuchillas no hablan, ¿Verdad? ¡Que broma! Deberías preguntarle al niño si sabe algo que nosotros no sabemos.
Ese era Feng Xiaofeng, actualmente parado en el suelo en lugar de posarse en el hombro de Gao Shannu.
Debido a su altura, tuvo que estirar el cuello con la nariz hacia el cielo; completado con su tono burlón, hacía difícil que la gente no quisiera golpearlo.
Gao Shannu estaba parado detrás de él en silencio. Con su cara de miedo, era como un demonio de los cuentos populares.
Gao Chong frunció el ceño ante eso. Zhao Jing, por otro lado, descartó todos los modales mientras se levantaba, señaló a Feng Xiaofeng y gritó: —Enano despreciable, ¿Cómo puede tu conciencia permitirte decir esas palabras?
Feng Xiaofeng se burló: —Héroe Zhao, ¿Por qué es que, desde que acogiste al huérfano Zhang, no le has permitido dejar tu lado ni por un segundo? ¡Tú y yo sabemos muy bien la razón, no creas que soy un idiota!
Con ojos brillantes, miró a Zhang Chengling, su voz era aguda como un cuchillo: —Dinos la verdad, muchacho. ¿Sabes a dónde fue la pieza de la Armadura Lapislázuli de tu familia? ¿Sigue contigo? ¿O fue robada por este Zhao, no, Héroe Zhao?
Zhao Jing estaba furioso. —¡Enano, maldigo a toda tu familia al infierno!
Gao Shannu de repente levantó la vista para fijar a Zhao Jing con la mirada.
Feng Xiaofeng lo detuvo con un movimiento de brazo y Gao Shannu regresó obedientemente a su lugar detrás de él.
Feng Xiaofeng continuó: —¿Golpeé un nervio, Héroe Zhao? No seas tan descortés.
Zhao Jing no quería nada más que atacar y enseñarle una lección.
Gao Chong rápidamente intervino con voz seria: —Feng-xiong, no se deben lanzar acusaciones infundadas para perturbar nuestra solidaridad. Alguien venga a quitar estos cuerpos primero, luego lo discutiremos a largo plazo...
Pero entonces alguien habló: —Héroe Gao, ¿Por qué está siendo tan reservado? ¿No debería preguntarle al niño ahora que todos están presentes? Esto es por su propio bien a fin de cuentas.
Zhang Chengling levantó la vista al escuchar eso, su rostro estaba pálido, sus ojos desenfocados.
Sintió que todos lo miraban, chismorreando sobre él, obligándolo a darles una explicación, pero realmente no sabía nada.
Zhou Zishu, que estaba acostumbrado a mezclarse con la multitud sin que nadie lo notara, sintió una oleada de ira cuando vio las expresiones vacías de Zhang Chengling.
Quería empujar a todos y luego arrastrar al joven lejos de toda esta inmundicia.
Pero eso no era algo que Zhou Zishu haría, ¿No? Pensar cuidadosamente antes de actuar, mantenerse escondido de la escena: estos siempre habían sido sus principios.
En aquel entonces, incluso Su Majestad lo elogiaba por ser cada vez más calculador y cauteloso a medida que pasaban los años... pero el viejo Ye Baiyi le había dicho que eventualmente mostraría su cola.