Un tiempo después, Sunny estaba reflexionando sobre sus elecciones en la vida mientras se encontraba sentado en la última fila de un concurrido teatro. Las luces ya estaban apagadas, lo que obviamente no significaba nada para él. A la gente parecía emocionarle mucho ver la película, en particular a Effie, que estaba a su lado, comiendo algo llamado palomitas y mirando fijamente la pantalla.
En la oscuridad, comenzó a sonar una música sombría, que resonaba por todo el espacio haciendo que el público se estremeciera. De repente, Effie le clavó el codo en las costillas.
—¿Sabes quién es el compositor de esto? ¡Es Griffin! No sé cómo consiguieron que lo hiciera, pero compuso toda la película. ¡Qué honor! ¿Puedes creerlo? —dijo Effie.
Sunny no tenía ni idea de quién era ese tal Griffin, pero a juzgar por la reacción de Effie, debía ser alguien famoso. Mientras se masajeaba las costillas con un gesto de dolor, Sunny respondió con voz apagada:
—Puedo —contestó.