La nube roja envolvió a Gunlaug, filtrándose por la grieta de su casco. Un segundo demasiado tarde para reaccionar, el Señor Brillante se tambaleó hacia atrás... pero no antes de inhalar el polen de la pesadillezca flor.
Sunny no sabía cuándo y cómo Nephis lo había conseguido, pero sabía que no se había equivocado, este era el polen de la Flor de Sangre, la espeluznante y parasitaria flor que él mismo había tenido la desgracia de inhalar hace mucho tiempo.
El recuerdo de las sedientas flores rojas creciendo en sus pulmones enviaba escalofríos por todo el cuerpo de Sunny. En aquel entonces, la única razón por la que no se había convertido en un anfitrión para la insidiosa Criatura Pesadilla fue debido al Tejido de Sangre. Sin él, habría sido devorado desde adentro en unos pocos minutos.
—Y ahora, el Señor Brillante iba a caer en el mismo destino.
—Ella... ella realmente lo hizo...—pensó Sunny.