Un par de horas después, Sunny estaba listo para sacarse los ojos.
No porque las lecciones que enseñaban a Lluvia en la escuela fueran aburridas, sino porque tenía que ver a un montón de niños consentidos existir en un espacio cerrado y dificultar al máximo que todos aprendieran algo.
La escuela de élite parecía un lugar de aprendizaje, pero en realidad, era más bien un campo de batalla. La política oculta entre los estudiantes y la jerarquía de numerosos grupos que formaban eran más complejos que las despiadadas luchas entre las facciones en el Castillo Brillante, y a juzgar por su comportamiento, igual de graves.
...Pero no lo era.
La vida de nadie estaba en juego, nadie iba a ser desterrado y morir de hambre si hacía algo mal. Todo esto era simplemente cuestión de prestigio, vanidad y posición social.
¡Era completamente estúpido!
Sin embargo, una vez que Sunny lo pensó un poco más, se dio cuenta de que no lo era. No para ellos, y tal vez para nadie.