Antes de dejar la casa, se tomó el tiempo para limpiar su traje y sombrero de forma meticulosa con un cepillo y un pañuelo. Luego, lavó su camisa blanca, cambiándose a una camisa de línea junto con el único abrigo decente. Entonces camino con ligereza a la calle.
«Primero, el vestido de Melisa. Luego, el traje de Benson. Solo entonces puedo considerar un segundo traje para mí. El dinero nunca es suficiente… además, tenemos que ahorrar para comprar platos de porcelana para recibir a nuestros huéspedes… más el dinero que tengo que ahorrar para comprar la variedad de materiales relacionados al misticismo…»
Se sentó en el carruaje público y tomó nota del estado financiero del hogar. Mientras más cuentas sacaba, más sacudía su cabeza.
Reconoció que necesitaría al menos un año para permitirle a su hermana, hermano y a él mismo vivir como una familia de clase media.
Desde luego, eso esa sin tener en cuenta promociones y aumentos salariales.
El carruaje público condujo por las calles y se detuvo al frente del Club de Adivinación en la Calle Howes.
Se ajustó su sombrero negro y bajó del carruaje. Caminó por la familiar calle y entró al club localizado en el segundo piso. Entonces vio a la bella brunette, Angelica.
En sus ojos había un leve indicio de enrojecimiento, pero lucía extremadamente relajada.
Levantó su mano para tocar su glabela con suavidad y examinarla cuidadosamente. Encontró que la oscuridad en lo profundo de sus colores se había dispersado en gran medida. Había sido remplazado por un blanco solar.
Después de ingresar, se acercó, se quitó el sombrero y sonrió.
—Madam Angelica, hoy es un hermoso día, ¿no es así?
Angelica alzó su cabeza y estuvo impactada por un momento. Luego se calmó y dijo: —Eres justo como el gato del Sr. Vincent. No haces ningún sonido mientras caminas ¿no te das cuenta? Je, je, olvide que eres un adivino hábil leyendo rostros…
Pausó, luego se mordió gentilmente su labio antes de inclinarse.
—Gracias. Gracias por su sugerencia de ayer. Me siento mucho mejor. No he estado así de relajada, feliz y contenta en un año.
Tras escucharla mostrar su sincera gratitud, Klein fue infectado con la alegría y la felicidad que ella tenía. Las comisuras de sus labios se levantaron y dijo: —Es un placer.
Mientras hablaba, pudo sentir que su espiritualidad se relajaba y se tornaba más viva.
«¿Es esto lo que la poción de Vidente quiere? ¿Un vidente que realmente pueda ayudar al interesado?»
Tocó su glabela como si estuviese pensando antes de tocarla dos veces.
Había que decir que la acción de activar y desactivar su Visión Espiritual le parecía insuficientemente imperceptible. Sin embargo, el problema era que aún no había pensado en una mejor solución. Como solo se volvió un Vidente recientemente, su espiritualidad aún no alcanzaba su límite y lo mismo se aplicaba a su maestría. Por ende, no parecían haber muchos lugares adecuados para un interruptor de activación para su Visión Espiritual. La glabela era la mejor opción por mucho.
«Cuando me convierta en un verdadero Vidente después de digerir la poción por competo, debería de ser capaz de diseñar una forma de activación más imperceptible»
Asintió y caminó hacia la puerta de la sala de reuniones entreabierta.
—¿Café o té? —preguntó Angelica apresuradamente.
—Café Desi —contestó. Planeaba probar todas las bebidas que el Club de Adivinación tenía para ofrecer.
Entonces, vio que se encontraban seis o siete miembros presentes, pero no estaba Hanass Vincent, quien casi siempre estaba.
—¿El Sr. Vincent no está aquí?
Se detuvo e hizo una pregunta pasajera.
Angelica fue tomada por sorpresa y dijo: —El Sr. Vincent no viene todos los días. Aceptó una invitación para dar una clase a una organización de adivinación en el Puerto Enmat. ¿Lo está buscando?
—No del todo. Solo tenía curiosidad. Después de todo, lo he visto cada vez que he venido —negó con su cabeza y sonrió
Mientras tanto, se percató de una cara familiar entre los siete miembros presentes.
Glacis, quien le había hecho una adivinación, ¡estaba presente!
Estaba leyendo una información en la mesa con su anteojo cuando de pronto sintió que alguien lo miraba. Alzó su cabeza y miró.
Una obvia alegría cubrió su rostro mientras se arreglaba con ambas manos y se levantaba. Se apresuró hacia Klein y se detuvo frente a él.
—Buenas tardes, Sr. Moretti. Me he estado preguntando si asistiría hoy. Escuché de Angelica que usted no es un doctor, ¿sino un adivino que es hábil leyendo rostros?
Klein sonrió.
—Eso no es en lo único con lo que soy hábil, Sr. Glacis. ¿Ya no se ve plagado por su enfermedad?
Pinchó su frente y tocó su glabela dos veces. Notó que los colores de la salud de Glasis habían regresado a la normalidad.
—Sí, estaba muy arrepentido por no tomar su sugerencia en ese entonces. Por suerte, hay un muy asombroso apotecario cerca de mi hogar. Le dio a mi esposa una medicina mágica la cual me trajo de vuelta de la muerte —dijo emocionalmente.
Como casi miembro de los Halcones Nocturnos, preguntó por interés ocupacional: —¿Un muy asombroso apotecario? ¿Medicina muy mágica?
«¿Mágica? ¿Qué tan mágica? ¿Está en el rango de Beyonders?»
—Dijo que era un tipo de medicina folklórica de Lenburg. En resumen, me ayudó mucho con mi enfermedad —contestó sin notar nada extraño con la pregunta.
«¿Apotecario de medicina folklórica?»
Tocó su glabela como si estuviese pensando.
—¿Cuál es su nombre? ¿Dónde se queda? Como sabes, incluso un adivino no puede garantizar que permanecerá con plena salud todo el tiempo. Quizás, necesitaré ir a comprar algunas medicinas en el futuro.
Aprendió de su profesor y compañeros de clases que el sistema actual de salud en ese mundo estaba en estado naciente. Casi no había curas para muchas enfermedades, por lo que los medicamentos mágicos y los apotecarios milagrosos aún controlaban el mercado. No había daño en conocer más ya que un día podría ser muy útil.
Glacis contestó con honestidad: —Su nombre es Lawson Darkwade. Tiene una pequeña tienda en la Calle Vlad 18 del Municipio Este, llamada Tienda de Hiervas Folklóricas de Lawson.
—Gracias —recordó y habló con sinceridad.
Glacis se dio la vuelta y lo invitó a que se sentase a su lado. En ese momento, Angelica se aproximó a servir el café que preparó.
«Comparado al café Villasur, el café Desi es más fragante, pero tiene un sabor inferior…»
Bebió un sorbo y lo saboreo por un momento.
Glacis deliberó con rapidez sus palabras al ver que Klein bajaba su taza de porcelana.
—Sr. Moretti, ¿puedo pedirle una adivinación? Le pagaré de acuerdo con el precio que disponga.
—Ocho peniques bastan. No incrementaré el valor de la nada —estaba esperando que alguien solicitase sus servicios de adivinación—. ¿Vamos a una habitación para la adivinación?
—Muy bien. Topacio.
Glacis guió con mayor familiaridad.
Después de entrar en la sala de adivinación y cerrar la puerta, Klein se sentó en la larga mesa. Preguntó con un tono serio: —Sr. Glacis, ¿de qué le gustaría que fuese la adivinación?
—Tengo una oportunidad de inversión, pero la cantidad de dinero envuelta es inmensa. Si falla, será un duro golpe para mí y mi familia. Deseo saber si será una inversión exitosa —voluntariamente añadió información—: He usado cartas de tarot para adivinar anteriormente. Hmm, una adivinación después de purificar mi alma. El resultado fue bastante bueno. Sí, hice la interpretación yo mismo, pero no violé los principios de esos símbolos.
Pensó y preguntó con curiosidad: —¿Puedes decirme más? Sería genial si pudiese describirme toda la situación una vez más y darme su información de nuevo. Además, sería mejor tener la información de la otra parte. Haremos una adivinación de astrolabio.
—Muy bien —organizó sus palabras y dijo—: Cuando el Sr. Lanevus examinó la cordillera de la montaña Hornacis, descubrió una gigantesca mina rica en hierro de alta calidad. Utilizó todos sus ahorros para comprar esa tierra y contrató a una compañía profesional para supervisarla. El resultado fue devastador. Ya que carece de los fondos necesitados para el subsecuente desarrollo, por lo que formó una compañía de metales e intenta solicitar un préstamo al banco usando el proyecto. Al mismo tiempo, también publicará un número correspondiente de acciones para aumentar el capital inicial. El plan aún está en su estado preparatorio y promete un jugoso retorno.
Klein, quien había estado leyendo el periódico recientemente, también era un 'experto en historia'. Sabía que también había acciones en ese mundo. También sabía que el concepto de acciones provenía del Emperador Roselle.
«Sí, de nuevo él.»
Durante la colonización del Continente Sur, había fundado la compañía Siberon y resolvió con éxito los asuntos financieros de la nación al aumentar los fondos del público a través de la publicación de acciones. Como tal, tuvo la ventaja de la colonización.
Ya que las ganancias eran buenas, ese desarrollo continuó. Por ejemplo, había acciones de: vías, minería, desarrollo de vapor entre muchas otras. Hubo algunas que tuvieron éxito y otras que fallaron. Por ende, catalizó la formación de grandes organizaciones como la Casa de Cambio de Backlund.
Aparte de eso, el Emperador Roselle había creado bonos nacionales, unidades de confianza y otros productos financieros. El primero se había convertido en la forma más estable de inversión, con un retorno del cuatro a seis por ciento de interés.
Recordó que Benson mencionó una vez que, si pudiese heredar tres mil libras, ya no habría más necesidad de trabajar duro. El interés estable anual de cinco por ciento resultaría en un ingreso anual fijo de 150 libras, más o menos lo equivalente al ingreso anual actual de Klein.
«Eso es conocido como capitalismo rentier…»
Suspiró y preguntó con cuidado: —¿Está seguro de que no hay nada malo en eso? ¿Lanevus es confiable?
—He visto sus documentos de propiedad y el reporte de inspección. Tiene el sello del gobierno del condado de Sivellaus y la verificación de una compañía profesional. Además, adentro de la oficina del Sr. Lanevus hay una foto grupal de él con Sir Deweyville y el Mayor —asintió como respuesta.
«¿Foto grupal? Eso no significa nada…»
Klein, quien nació en la era de la explosión de información, había visto demasiados incidentes similares. No se creyó la historia por eso.
Sin embargo, no importaba si él lo creía o no. Solo podía tomar una pluma y dibujar el astrolabio correspondiente de acuerdo al tiempo y la información proporcionada por Gladis.
Después de un rato, apuntó al astrolabio y dijo: —Deberías darte cuenta de que este será un emprendimiento fallido. Debajo de la cubierta floreciente hay un acantilado, un abismo. Mi adivinación sugiere ir alrededor de esto, recomendación: Evitarlo.
—…
Gladis se mantuvo en silencio, su boca se abrió algunas veces antes de cerrarla.
Unos minutos después, dijo con una sonrisa de arrepentimiento: —Lo consideraré detenidamente cuando regrese.
Tras escuchar esa respuesta, solo pudo sacudir su cabeza con un silencioso suspiro. Se percató de la impotencia de un Vidente.
Un Vidente solo podía dar sugerencias y no tomar decisiones por otros.
Justo cuando los dos dejaron la habitación Topacio, Angelica se acercó y dijo: —Sr. Moretti, alguien desea que le haga una adivinación.
Cuando dijo eso, añadió con un susurro: —No pidió mi recomendación. Ni siguiera revisó el álbum.
«¿Se ha esparcido mi reputación?»
Desconcertado, se dio la vuelta hacia la sala de recepción.