—¿Estás lista? —preguntó Dante a Neveah.
Neveah asintió con la cabeza para dar su consentimiento y Dante procedió a invocar el portal.
Una masa giratoria de energía mágica cobró vida justo ante sus ojos, brillando tan intensamente que Neveah tuvo que apartar la cabeza para proteger sus sensibles ojos.
—Yo pasaré primero —Dante le dijo a Neveah.
Dante entonces atravesó el portal, con mucha más soltura de la que Neveah había visto tener a cualquier dragón con la magia.
Neveah sabía que tenía que atravesarlo sin vacilar, el portal no se mantendría por mucho tiempo y aún faltaban que Everon y Tara lo atravesaran.
Tara, que estaba al lado de Neveah, se apartó un poco, asintiendo para que Neveah pasara y Neveah lo hizo, caminando a través del portal brillantemente luminoso.
Los ojos de Neveah se cerraron por instinto, no había nada que ver más que el resplandor brillante que irritaría su vista.