—¿Qué estás haciendo? —le gritó, su voz llena de indignación. En su intensa ira, por un momento olvidó quién estaba ante ella y gritó una vez más:
— Llévame de vuelta inmediatamente. Había perdido toda compostura y estaba dispuesta a no hacer caso a los consejos de nadie.
—Una palabra más, Oriana Verner, y te teleportaré tan lejos de aquí que te tomará toda una vida regresar —dijo Yorian sujetando firmemente los hombros de Oriana, estabilizándola de manera directa con un tono frío y severo.
Su mirada llevaba una advertencia, su comportamiento serio e inflexible, desprovisto de la calidez habitual que típicamente lo rodeaba. Sus palabras llevaban un peso de resolución, haciendo que Oriana se quedara congelada y mirara al elfo ante ella con asombro. Nunca había presenciado este lado de él, ni lo había escuchado hablar de una manera tan fría y distante.