Qin Mo, involuntariamente, frunció el ceño.
No se sabía por qué de repente se le enfrió la mirada. No había nada malo con lo que el joven dijo. Ellos eran amigos, nada más. Los dos se sentían de la misma forma.
Pero Qin Mo de repente sintió que no le gustó del tono que el joven usó cuando habló sobre él, como si él fuera solo un amigo ordinario.
Porque en el fondo de su corazón, ese chico era especial.
Calro, él consintió casi todos los caprichos del hermano menor, él lo reconocía.
La gente era toda así.
Cuando la gente observaba a una persona importante, ellos esperaban que la persona les diera lo mismo, como el trato especial y la atención.
Todo el tiempo, él creía que había recibido un trato especial del joven.
Después de todo, el joven siempre actuó de forma bastante indiferente enfrente de él, comparado con los demás.
Pero, ahora, Qin Mo sintió que él, aparentemente, lo malinterpretó.