El local de BBQ no estaba lejos de la mansión Fu, en los callejos de la ciudad Jiang.
Era el final del invierno, así que, honestamente, muy pocas personas comían pinches de pollo. Ellos preferían estofado, que hacía que se sintieran calentitos.
Pero, donde había gente que amaba comer, había restaurantes que cumplían con sus necesidades.
Afuera estaba congelado, pero comer pinches adentro era diferente.
Adentro siempre estaba cálido en el norte, especialmente en esa clase de pequeño restaurante. Había dos grandes estufas que solo la gente local en la ciudad Jiang había visto, totalmente de un estilo retro.
Fu Jiu apoyó la patineta contra la pared.
Qin Mo arqueó las cejas.
—¿Esto es?
Fu Jiu sonrió.
—Nunca juzgues por las apariencias. La calidad de la carne aquí es genial, es cordero de verdad.
Hoy en día, todos sabían que había demasiadas cosas falsas alrededor.