Antes de que pudiera procesar sus palabras, Qin Mo la levantó e intercambió sus lugares.
Ahora estaba debajo de ella con la camisa medio abierta, exponiendo su impecable y definido pecho, lo que despertó en ella un deseo insaciable.
Bo Jiu se sentó en su firme cintura, mirando al irresistible hombre que estaba debajo de ella mientras se agarraba a su cintura. Su mirada era dura como un diamante negro, pero tranquila y profunda como un agujero negro que la absorbía.
Algunos hombres eran tan guapos que podían conmover a todos los que los veían, sin importar su género.
Qin Mo era uno de ellos si estaba dispuesto.
Anteriormente, Bo Jiu ya había probado su poder de seducción.
Había pensado que era el límite, pero no podía estar más equivocada. Levantó sus pantalones negros, su camisa estaba totalmente desabrochada. El solo hecho de estar acostado fue suficiente para desatar su innegable carisma masculino.