El rey observó todo lo que sucedía ante sus ojos, pero no dijo nada. Esta era la primera vez que se encontraba con su sobrino y pensó que, después de años de esclavitud, sería fácil de manejar, ya que Gerald lo habría quebrado física y mentalmente.
Y sin embargo, aquí estaba, siendo tan astuto con él. Dio la vuelta a la situación y utilizó las reglas en contra del propio rey.
El hecho de que hubieran castrado a Mason, lo que lo incapacitaba para producir un heredero, era algo que no podía refutar, ya que la ley decía que uno no podía ser el alfa sin tener la capacidad de asegurar su línea de sucesión.
Además, el Rey Aeon no pudo castigar a Caña, ya que este hizo uso de una ley diferente, que decía que estaba permitido hacer cualquier cosa a los prisioneros de guerra, incluso matarlos. El rey utilizó la misma ley para negarse a ayudar a la Manada del Lobo Aullante en momentos de necesidad anteriormente.