Rain no podía evitar imaginar que en un mundo mágico como en el que habitaba, esos instintos podrían ser aún más agudos...
Eso explicaría el pensamiento de criaturas poseyendo sentidos sobrenaturales, sintonizados con la presencia de seres mágicos poderosos como sus amigos y familiares... intentarían evitar esas amenazas ocultas sin dudarlo, y eso lo intrigaba. Era otra capa de complejidad en este mundo, un recordatorio de que el peligro podía acechar en cualquier esquina y que necesitaba estar constantemente vigilante.
—¿Qué hay de su número? —preguntó Rain después de cruzarse de brazos.
—Hay diez aldeas que han sido atacadas y la gente que escapó dice que vieron quinientos de ellos, nosotros vimos alrededor de doscientos —respondió Jori—. Quizás la oscuridad de la noche les hizo pensar que la amenaza era mayor.