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—¿No te gusta? —preguntó Huo Siyu, confundido. La sopa era elección propia de Shen Li; no tenía sentido que no le gustara.
¿Podría ser que su postura al alimentar fuera incorrecta?
—No... Solo estoy muy sorprendida —dijo Shen Li, obedientemente bebiendo la sopa de la cuchara y luego agregó:
— Puedo alimentarme por mí misma.
Mientras hablaba, intentó alcanzar el tazón de sopa, pero después de dos días con fiebre, estaba débil por completo y sus manos se sentían blandas y frágiles. Sin esperar a que Huo Siyu se negara, Shen Li se dio por vencida por sí misma, pero no pudo evitar decir :
— Las criadas pueden alimentarme.
—Parece que estás bastante insatisfecha con mi servicio —dijo Huo Siyu, arqueando una ceja.
Shen Li dijo en voz baja :
— Simplemente se siente demasiado condescendiente.
Huo Siyu siempre era así con ella, para bien o para mal. A veces parecía que realmente la valoraba hasta los huesos, pero en otras ocasiones...