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—Padre, no hay otro camino; nuestra familia Qian ha llegado a un momento crítico de vida y muerte. ¡Tu hijo indigno ya no puede adherirse a tus últimos deseos!
Pensando en esa llamada telefónica, en esa persona, un destello de esperanza surgió en sus ojos.
Tomando una respiración profunda, caminó lentamente hacia el edificio del hospital que tenía enfrente.
Dentro de la avanzada sala VIP especial, aunque apenas eran poco antes de las ocho de la mañana, el señor Ma ya estaba vestido con un traje y sentado enérgicamente en su silla, con el Anciano señor Ma sentado frente a él.
El Anciano señor Ma también parecía muy animado, recibiendo un evidente impulso en comparación con ocasiones anteriores. Sobre su mesa había varios tazones de caldo claro, algo de leche y otros artículos comunes para el desayuno.
La esposa del señor Ma atendía cuidadosamente al lado del Anciano señor Ma, sirviéndole vegetales verdes.