—Hay una razón —respondió el hombre—, pero como de costumbre, no obtendrás respuestas hasta que se cumpla lo que necesito.
—Eres hijo de tu madre. ¿No eres compatible? —preguntó Justin, observándolo detenidamente.
—Debo parecerme a mi padre, al no ser una coincidencia perfecta —respondió el hombre con calma, su mirada neutra no revelaba nada.
Como Justin, era difícil de leer, su expresión inquebrantable.
—Entonces, hace un año y medio llegaste a esta ciudad, te acercaste a Natalie para obtener sus muestras de sangre, e incluso registraste su matrimonio —dijo Justin, su tono era constante aunque sus ojos traicionaban un destello de ira contenida.
El doble sostuvo su mirada sin inmutarse. —Te dije, el nombre en su certificado de matrimonio es el tuyo, no el mío, Aiden.