—Él nunca tocaría a otra mujer —espetó Natalie con ira—. Su voz fría resonando en el pasillo —Pero si lo has manipulado, justo como intentaste hacerlo conmigo, juro que te haré pagar. Encontraré la misma droga y dejaré que cien hombres hagan lo que quieran contigo. Olvidaré cada onza de dignidad femenina, y lo sufrirás.
Clara e Irene sostenían a Briena.
—Madre —sollozó con dolor.
—Tú... —Clara miró a Natalie con furia, pero ella la ignoró.
John abrió la puerta con sus trucos habituales. Natalie irrumpió en la habitación preocupada mientras John y Ryan la seguían. Sabía que Justin nunca lo haría, lo conocía bien, pero todo lo que sentía en ese momento era preocupación por él.
—Justin —llamó Natalie, sin importarle usar su verdadero nombre.
En el caos, nadie notó lo que Natalie acababa de decir; todos estaban demasiado concentrados en mirar hacia el interior, muchos con sus teléfonos listos para capturar la escena que se desarrollaba.