Sephina, por un momento desconcertada por el tono amenazante de Justin, se burló.
—Tú, un don nadie, un hombre de la calle, ¿atrevido a alzar la voz contra nosotros? Investigamos sobre ti, y no hay nada a tu nombre aparte de una tarjeta de identidad nacional. ¿Tienes algo a tu nombre? Ni siquiera un simple boleto de vuelo o de tren, o una reserva de hotel que hayas hecho con tu identificación —tsk, nada en absoluto. Tu historial es peor que el de un mendigo. ¿De verdad vivías en las calles hasta que mi estúpida nieta te recogió? —dijo ella con sorna.
Jay intervino, su voz llena de desdén.
—Escarbamos a fondo, y ni los altos funcionarios del gobierno pudieron encontrar algo sobre ti. No eres más que un don nadie que casi nos engaña haciéndonos pensar que eres alguien importante. Basura inútil —afirmó con desprecio.
Justin simplemente miraba a la madre y al hijo, su expresión inalterada —casi como si estuviera viendo a tontos.