Mauve llamó suavemente mientras se detenían frente a la habitación de Jean. Esta era la primera vez que ella llegaría hasta su habitación.
Su habitación estaba justo al lado de la de la Dama Jevera. Mauve se encontró mirando la puerta un poco más tiempo del que debería.
Mauve escuchó un fuerte alboroto tras su llamado, seguido de un fuerte golpe como si algo pesado cayera al suelo. Ella y Jael intercambiaron miradas.
—Jean —llamó ella—. ¿Está todo bien? —preguntó, un poco horrorizada por lo que podría estar pasando detrás de la puerta.
—Sí —dijo su voz y segundos después la puerta se abrió de golpe.
—Princesa, ¿hay algún problema? —preguntó él al abrir la puerta.
Ella negó con la cabeza, —¿Es un mal momento? Puedo volver más tarde —luchó contra el impulso de ponerse de puntillas para mirar por encima de su hombro.
—No, es perfectamente... —el resto de sus palabras se disiparon al notar a Jael parado a unos pies detrás de ella.