—Oh, por favor. Realmente se cree muy importante. ¿La viste? —El tono de Nathan era cortante mientras miraba a su hermana con fastidio.
—¿Qué hizo ella tan mal? —preguntó Ella, confundida—. Milli no tenía derecho a golpear a Aiden.
—Basta, Ella —dijo Nathan, interrumpiéndola—. Aquí no hay nadie más que yo. No tienes que fingir más ser la hermana cariñosa. Sé que también te gustó verlo recibir un golpe.
Ella se enderezó y miró fijamente a su hermano
—Te equivocas, Nathan —contestó Eesha—. Sí, hay cosas que no me gustan de Aiden, pero eso no significa que lo odie o quiera que le pase algo malo sin razón. A pesar de nuestras diferencias con él y cualquiera sea su problema con nuestro padre, el punto es que nunca nos ha hecho nada malo.
—Ahí es donde te equivocas —dijo Nathan, su voz ahora más fría—. Creer que él no ha hecho nada malo. Aiden Hawk es peligroso y cerrando los ojos a la verdad, no puedes escapar de ella.