Ciudad Provincial, familia Jiang.
Ese día, habiendo justo terminado el trabajo extra, Jiang Tao fue finalmente expulsado de su casa por el totalmente intolerable Viejo Maestro Jiang.
Con manos en las caderas, el Viejo Maestro Jiang rugió con toda su vigor.
—¡Granuja, lárgate! —gruñó.
—Si no traes el Vino Medicinal, ni te molestes en volver.
—Prometiste conseguirme el vino. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Dónde está la sombra de tu vino?
—¡Hijo desconsiderado!
Era verdad que a su hijo le encantaba su trabajo, pero lo que enfurecía al Viejo Maestro Jiang era la constante demora de Jiang Tao en conseguir el vino.
Si no fuera por su voluntad de ir al Condado de Anping, quizás el licor medicinal ya estaría en el gabinete ahora.
Después de varios días de represión, el Viejo Maestro Jiang se sentía: ¡Frustrado!!!
Jiang Tao apresuradamente capturó el equipaje que el Viejo Maestro Jiang lanzó fuera, sintiendo un escalofrío en el corazón.
¿El equipaje estaba preparado de antemano?!