—Entonces, ¿eso es por qué tu yo ebrio cree que Hugo debería haber muerto, eh?
—Sí.
—¿Y qué de Atlas? ¿Qué le hiciste? ¿Te acuerdas?
—Mi yo ebrio no lo dijo, y honestamente, no quiero saberlo.
—¿Por qué?
—Porque sé de lo que soy capaz.
—Ya veo.
—¿Y tú? —preguntó Penny, mirando al hombre que yacía a su lado mientras Zoren la acompañaba, desvelándose porque ella no podía dormir—. Anoche... mencionaste muchas cosas. ¿Son ciertas?
—Lo son. —mantuvo Zoren sus ojos en el techo y tarareó.
—¿Realmente le pediste a Blacky que mordiera a alguien?
—Mhm.
—¿Pero está vivo?
—En mi mente, está muerto. Debería estarlo.
—¿Por qué debería estar muerto?
—Casi se lleva a mi abuela.
El silencio siguió rápidamente a la respuesta de Zoren. Tanto Penny como Zoren miraban al techo, compartiendo un momento de silencio. Después de bañarse, habían estado hablando y luego de repente se detuvieron antes de continuar de nuevo.