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Chu Ye sabía que estaba siendo evaluado y lo aceptó en silencio, manteniéndose erguido para que la familia de Mianmian lo observara.
Sus rasgos faciales eran de hecho atractivos, y la Familia Su, con sus rasgos genéticos destacados para la apariencia, no pudieron evitar hacer clic con la lengua en admiración.
Después de todo, ver a alguien en la televisión es aún a través de una capa de dispositivos electrónicos. Algunas personas tienen una buena estructura ósea y se ven mejor en cámara, pero no tanto en persona.
Pero Chu Ye no era así, uno realmente entendía lo guapo que era este chico cuando lo veían cara a cara. Sus cejas, ojos, nariz y boca estaban exquisitamente diseñados.
Mirando a Yun Ling, ella era la epítome de una belleza del sur, tan hermosa como un hada de una pintura.
La Familia Su entendió que, dado que ambos padres tenían excelentes genes, Chu Ye había heredado los mejores aspectos de cada uno.