Sin embargo, debe decirse que Ya Molian realmente dio en el clavo con sus palabras, tocando sus miedos.
Asumir tareas en el espacio de la Perla Dorada y viajar diariamente entre diferentes lugares sí presentaba peligros. Por eso nunca revelaba su verdadera identidad.
—Entonces, ¿qué sugieres que haga? —preguntó.
—Espera unos días, se me ocurrirá algo para ti —respondió Ya Molian.
Ya Molian levantó la cabeza, lanzando una mirada a la dependienta que acababa de completar una transacción con otro cliente y ahora se dirigía hacia ellos. Bajó la voz y dijo algo, antes de cerrar la discusión.
—¿Qué necesitan comprar? Tenemos algodón, lino, cáñamo, seda, brocado, gasa, satén y otros tejidos. ¿Buscan hacer ropa? —preguntó la dependienta, observando su vestimenta sencilla.
—¿Qué te gusta? —murmuró Ya Molian.
En lugar de dirigirse a la pregunta de la dependienta, Ya Molian se volvió hacia Lin Caisang.
—Lin Caisang: "..."