Después de una larga noche la mañana regreso, con un rayo de sol posándose en el rostro de Pariz, despertándola. El aire tenía su clásico aroma metálico, impregnado de sangre seca. Ella abre la ventana y deja salir ese aroma desagradable. Tallándose los ojos se propone a cumplir su rutina dirigiéndose al baño a ducharse, al terminar regresa a su cuarto para cambiarse y vendar sus brazos. Sale de su cuarto y va a la cocina, donde encuentra a su madre cocinando con una expresión fatal, su madre al verla la cambia a una cálida sonrisa. Sin verla a los ojos Pariz se sienta, y su madre, como siempre, le sirve un platillo de comida. Su madre se posándose atrás de ella peinando con delicadeza su lacio cabello.
Al voltear, Pariz ve una mancha en la pared que le recuerda cómo, la noche anterior, su padre lanzó una lata con fuerza contra esta misma. Ese recuerdo la hace apretar la mandíbula hasta casi morderse la lengua, y su cuerpo comienza a temblar mientras se encoge instintivamente, como si estuviera en peligro.
El peine cae de las manos de su madre, quien nota su reacción. — Mmm, ¿qué tienes, hija?
Pariz baja la mirada y, calmando su voz, responde: —Ayer JJ me robó mi lapiz... era mi favorito —dice, apretando el puño mientras le miente a su madre. — " Perdón, mamá, no quiero que te preocupes por mí" .
Su madre, con una expresión de duda, la abraza por la espalda. — No te preocupes por eso, hija, deja que te dé dinero para otro .
Ese cálido abrazo hace que la mentira de Pariz le duela aún más. — " ¿Por qué recibo de amor si fue una mentira?" — se pregunta mientras su mano se aferra a su antebrazo, tentada a rascarse. Sin embargo, se detiene antes de que la venda se desplace. Al despedirse de su madre, se aleja de su casa. Porque para ella eso de allá no es un hogar .
Al estar lo suficientemente lejos, saca de sus bolsillos un cigarrillo y el encendedor. Colocándose uno entre los labios, activa una vez más ese escudo emocional, y como magia todo su alrededor desaparece en una neblina rápida. Pero nada dura para siempre; el cigarrillo se consume y, con un parpadeo, su pesada realidad vuelve. Los sentimientos no se van; solo logra ignorarlos un rato.
Pariz baja la cabeza, frustrada, con una inexplicable rabia da un duro pisotón al suelo. Sin sentirse con la capacidad de vivir, se pregunta: — "¿Y si lo intento con otro?"
Saca otro cigarrillo de su bolsillo, lo coloca en sus labios y lo enciende. Con el humo, su pared autoimpuesta regresa, esa paz que le da no sentir nada. — " ¿Acaso morir se sentirá igual?" — se pregunta mientras el cigarrillo se consume y el aroma se disipa. Cuando termina, todo rastro de sus actos desaparecen, ocultando su lado roto bajo una encantadora sonrisa.
Finalmente, llega a las puertas de My Fly High School. Entra y se dirige a su casillero, encontrándose al lado de esa chica rubia que observa tímidamente detrás de la puerta del suyo. Pariz abre el casillero y escucha una voz baja y tímida disculpándose. Con duda, le pregunta: — ¿Qué dijiste?
Su pregunta hace que la chica junto a ella apriete los puños y cierre delicadamente su casillero. Cuando sus miradas se encuentran, los ojos de la chica reflejan una profundidad melancólica, como si siempre estuviera a punto de llorar. — No dije nada, perdón por la confusión —murmura y se aleja lentamente.
Pariz extiende la mano, intentando detenerla y hablar, pero su voz se corta. La presencia de esa chica es abrumadora quitándole las fuersas. Baja el brazo, viendo cómo se aleja. Sin tiempo para pensar, el timbre suena, marcando el inicio de las clases.
Durante la clase, el profesor Michael revisa una hoja y, levantándose de su escritorio, anuncia los equipos de trabajo con voz alta y firme. Pariz mira de reojo a la chica rubia a su lado, pensando: — " Me gustaría que me tocara con ella ".
El profesor sigue nombrando equipos, y cuando escucha * Ana Lápiz *, sus oídos se agudizan, esperando su nombre a continuación. Sin embargo, el profesor continúa: — Ana Lápiz con Johan Tirz.
Pariz rápidamente voltea a ver a Johan, quien disimula, pero no logra ocultar su sonrisa; para él era perfecto. Pariz suspira y se recuesta sobre sus brazos, apoyada en el pupitre, esperando que la clase acabe.
Cuando todos los equipos se reúnen, Pariz levanta la cabeza y bosteza. Frente a ella hay un chico de piel pálida, cabello negro estilo hongo, lentes grandes y pecas, que le dan una apariencia infantil. —Hola , soy Jaciel. ¿Creo que somos equipo? —dice con una voz chillona y una sonrisa en su rostro.
Pariz, con poco interés, responde: — Oh, soy Pariz… * bosteza* ¿qué hay que hacer en este equipo?
Jaciel, intentando mantenerse positivo, intentando ocultar una su expresión de incomodidad responde: — Vamos a hacer una exposición sobre dos libros de nuestra preferencia. Yo me encargo de uno, y tú del otro. ¿De acuerdo?
Pariz vuelve a recostarse sobre el pupitre y murmura: — Sí, está bien.
Jaciel parece más incómodo, algo frustrado. — Muy bien... nos vemos a las cuatro en la biblioteca —dice suspirando y bajando la cabeza.
— Sí, está bien —repite ella, sin levantar la mirada.
Mientras tanto, Lápiz y Johan se encuentran formando equipo. Johan le señala con gestos que vayan a la esquina de la clase, junto a la ventana. Lápiz sigue la señal y ambos se sientan. Sin mirarlo a los ojos, Lápiz murmura: — Si quieres, yo hago todo. No te preocupes.
Las palabras de Lápiz resuenan en Johan, quien le responde con duda: — ¿Por qué querría eso?
El lápiz queda confundido. — " ¿Por qué lo rechaza?" —se pregunta, sin levantar la mirada. Johan, cruzando los brazos, insiste: —No te creo si no me lo dices de frente. Si no puedes decírmelo, no te voy a creer.
Por fin, Lápiz voltea, aunque su mirada sigue escondida bajo su cabello. Con una voz baja le repite — Lo hago sola.
— Perdón, no te escuché. ¿Lo puedes repetir? —pregunta Johan con un tono amable pero restante
El cuerpo de Lápiz comienza a temblar, y elevando la voz se esfuerza por repetir sus palabras: — Dije que yo lo hago so… so…
De repente, siente una mano en su cabeza y escucha con un tono firme pero comprensivo: — No te fuerces a hacer algo que en realidad no quieres.
Johan retira la mano y vuelve a su asiento. Lápiz, sorprendida, deja de temblar. Su mirada se alza levemente, permitiéndole a Johan ver su rostro por primera vez; su expresión, vulnerable, es encantadora, pero solo lo anima a querer estar con ella.
Ella sacando aire, finalmente dice: — Sí quiero que seamos un equipo .
Un rayo del sol que entró por la ventana se posa sobre el rostro de lapiz, haciendo que ella cierre uno, pero el otro brillé como una gema valiosa la cual ay que proteger.
Johan, que antes parecía confundido, ahora sonreirá. Pero, inevitablemente, la escena es interrumpida por el timbre, marcando la salía al receso y el final de su breve encuentro.
Capítulo 9: nuevo equipo a terminado
voy a tratarles de dar el siguiente capitulo lo mas rapido posible, y para alguos que se confundan los (**) son para marcar acciones como bosteso, estornuda ETC, y las ("") es para marcar pensamientos