El grupo se separó al final de las clases, y mientras cada uno se dirigía a su casa, solo Pariz y JJ permanecieron juntos, caminando por las calles hasta llegar al parque cercano. El aire era fresco, y el cielo mostraba tonos cálidos de una tarde que comenzaba a despedirse. Se sentaron en una banca de acero bajo la sombra de un gran y frondoso árbol. Las hojas otoñales caían lentamente, meciéndose con la suave brisa. Pariz, con una mezcla de nostalgia y cariño, se acurrucó cerca de JJ, apoyando su cabeza en su hombro.
—Te extrañé mucho, tonto —dijo ella, cerrando los ojos mientras un bostezo escapaba de sus labios. Se acomodaba aún más, disfrutando de aquella cercanía, buscando comodidad en su calor.
JJ irritante, girando apenas la cabeza para mirarla con ternura, aunque en su tono siempre mantenía su aire de superioridad.
—El insulto de gratis, jm. Pero tengo que admitir que también te extrañé, mi dulce niña.
El tiempo parecía detenerse. Las hojas seguían cayendo, los pájaros cantaban en la distancia, y el bullicio del mundo exterior se desvanecía. En ese pequeño rincón del parque, el dúo parecía estar en su propio universo, lejos de todo.
— Bostezo ¿Ya era mucho, no? —dijo JJ, cambiando de postura con cierto aburrimiento—. Vámonos a caminar.
Pariz abrió los ojos con una expresión de molestia y suspirándose, apartándose ligeramente de él.
—Siempre lo arruinas... Después no te quejes cuando deje de ser cariñosa contigo —replicó con un leve tono de reproche, aunque en el fondo no podía evitar sonreír ante la actitud impaciente de JJ. Sus palabras, aunque irritantes, tenían un toque familiar.
Mientras caminaban por el parque, los dos permanecieron en silencio por unos momentos, escuchando el sonido de sus pasos sobre las hojas secas. El sol se filtraba a través de las ramas de los árboles, proyectando sombras que bailaban en el suelo.
—¿Qué vas a hacer hoy? —preguntó Pariz, rompiendo el silencio.
JJ, siempre confiado, respondió sin pensarlo dos veces:
—Nada importante. Solo ir al Café Cat.
Pariz frunció el ceño, extrañada por el tono despreocupado en su voz.
-¿Mmm? —murmuró, esperando una explicación.
—Una nueva amiga me invitó —dijo JJ con la misma naturalidad, sin mostrar una pizca de duda.
La mirada de Pariz se oscureció, bajando la cabeza mientras sus labios se apretaban. Un nudo se formaba en su pecho, y aunque intentaba mantenerse calmada, no pudo evitar la punzada de celos que surgía al escuchar esas palabras.
— ¿Entonces quieres conocer a otras chicas? —preguntó en un susurro, sin levantar la vista.
JJ la observó y, sin perder tiempo, la atrajo hacia él, rodeando su cintura con un brazo. Su tono, siempre cargado de una seguridad que rozaba lo arrogante, era suave pero posesivo.
—Tranquila, no te pongas así. Tú eres la única —le dijo con una sonrisa que intentaba tranquilizarla.
—Y ¿por qué quieres salir con otras, entonces? —desvió la mirada, mordiéndose el labio, luchando contra el malestar que sentía en su interior.
JJ, acercándose más a ella, le respondió con esa sonrisa suya, cada vez más intensa.
—Pídemelo, y la cancelo —susurró, su aliento acariciando la piel de Pariz—. Pero quiero escuchar de tu boca: "No vayas, JJ".
Las palabras se atoraban en la garganta de Pariz. Se debatía internamente entre el orgullo y el miedo a perderlo. Finalmente, respiró profundamente, buscando el valor para decir lo que sentía.
—No vayas, por favor, JJ —murmuró con voz quebrada, rindiéndose a su propio deseo de quedarse solo para ella.
Sin esperar más, JJ la beso. Sus labios se encontraron con fuerza, y su mano, que antes la sostenía con seguridad, comenzó a deslizarse por su cuerpo. El beso fue profundo, intenso, y en cada segundo que pasaba, Pariz sintió cómo sus propias defensas se desmoronaban. El agarre de su mano sobre la camisa de JJ fue aflojándose, hasta que ya no ejercía resistencia alguna. El beso terminó lentamente, dejando a Pariz sonrojada, su respiración agitada y su mente nublada.
JJ entusiasmado, observando su expresión vulnerable.
—Eres la única, y que eso se te queda grabado. Preferiría morir antes que no tenerte a mi lado. Eres mi todo.
Las palabras resonaron en la mente de Pariz, haciéndola sonreír suavemente a pesar de la debilidad que sentía. JJ la envolvía con su presencia, su confianza, y ella se dejaba llevar.
Con esa misma sonrisa, JJ recomendó acompañarla a casa. En el camino, Pariz se mostraba nerviosa, jugueteando con los mechones de su cabello mientras se acercaban al puente que separaba su barrio.
—Déjame aquí —dijo ella con vergüenza, mirando al suelo.
JJ la miró, frunciendo el ceño, claramente confundido.
— ¿No quieres que te acompañe hasta tu casa? —preguntó, alzando una ceja.
—No... Aquí está bien —respondió ella, sonrojándose aún más.
JJ, sin insistir, la abrazó sinceramente antes de despedirse. Pariz lo vio alejarse, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo. Cuando JJ desapareció entre las calles, ella se giró y caminó rápidamente hacia su casa, con el corazón latiendo aún acelerado.
La cita de JJ
La hora de la cita finalmente llegó. JJ se preparó meticulosamente, eligiendo una ropa casual pero elegante. Se puso una camisa blanca con finas rayas negras, un pantalón de mezclilla oscuro y un suéter negro que se ató alrededor de su cintura. Terminó el conjunto con unos zapatos deportivos de diseño elegante que completaban su aire despreocupado pero pulcro.
Al llegar al Café Cat, JJ la vio. Ella ya estaba sentada en una mesa junto a la ventana, luciendo cómoda y relajada. Llevaba un pantalón deportivo gris que, aunque sencillo, le daba un aire de despreocupación encantador. Combinaba con una camisa blanca que sobresalía ligeramente de su suéter gris, dándole un estilo casual pero agradable a la vista.
—Hola, hola —saludó JJ con una sonrisa mientras se acercaba—. Llegaste temprano, ¿eh?
Ella levantó la vista y le sonó con calidez.
—Sí, te estaba esperando —respondió, visiblemente feliz de verlo.
Se sentaron y rápidamente una mesera les entregaron las cartas de comida. La conversación fluía con naturalidad, y entre risas y bromas, ambos parecían disfrutar de la compañía. Después de una deliciosa comida, la mesera dejó la cuenta en la mesa.
—Déjame ver... 1088 pesos —dijo JJ al mirar la cuenta, frunciendo el ceño.
—Tranquilo, JJ, yo te invité, yo pago —replicó ella con una sonrisa amable.
—Guarda tu dinero. ¿Cómo me vería si en la primera cita te haría pagar? —respondió él, en tono sincero.
—Pero yo...
—Ya te dije, yo pago. Guarda tu dinero —insistió JJ, no dejándole opción.
Saliendo del café, ambos caminaban juntos por las calles, el aire fresco de la noche envolviéndolos. JJ, siempre confiado, sonriendo con malicia mientras pensaba en lo bien que había salido todo. Sin previo aviso, se detuvo y la miró a los ojos.
—No sé cómo pagarte por esto —dijo ella, con una sonrisa tímida.
JJ la observa, acercándose lentamente.
—Tranquila —dijo con una sonrisa juguetona—, yo solo me cobro.
Y, sin decir más, la beso. Fue un beso inesperado, pero ella no se resistió. Cooperó, dejándose llevar por la intensidad del momento. Cuando el beso terminó, ella se quedó quieta, con las mejillas sonrojadas y una sonrisa tímida en su rostro.
—Eso fue... hermoso —susurró ella, con la voz entrecortada.
JJ sonriente, mirándola con una chispa traviesa en sus ojos.
— ¿Quieres otro? —preguntó con picardía.
Ella, sonrojándose aún más, acercándose con la cabeza sin decir una palabra.
JJ, sin poder contener su sonrisa, murmuró para sí mismo:
—Hasta propina me llevo hoy...
El resto de la noche, JJ solo podía pensar en lo divertido que era la vida, mientras su acompañante, sumisa y encantada, seguía fluyendo con el momento, disfrutando de cada instante junto a él
capitulo 5 la cita de JJ a terminado
perdon por la terdansa, espero que el nuevo capitulo sea de su agrado