—Rosa, ¡ahí estás! ¿Tenías que mostrarle el trabajo que hiciste? —preguntó Janice, desviando la mirada de sus ollas hacia Rosa.
—Sí —respondió Rosa.
—Creo que has hecho suficiente desde el día que llegué así que él no debería tener problemas. Me gustaría que empezara a hablar con esos dos guardias afuera por la forma en que te miran. Podemos ser de tierras diferentes pero esa guerra no tiene nada que ver con nosotros. No la empezamos —dijo Janice, deseando golpear a los dos hombres con su cuchara de madera.
—No deberíamos mencionárselo. Puedo soportar sus miradas. No es como si me insultaran en voz alta o intentaran molestarme. Me gusta que me eviten —dijo Rosa, no queriendo molestar a los guardias por delatarlos.
Rosa había enfrentado cosas mucho peores, así que apreciaba que Brian y Soren la ignoraran ya que no les caía bien. Estaba preocupada por cómo tratarían a Janice, pero ellos conversaban un poco con ella porque les gustaba la comida.