PUNTO DE VISTA DE TERCERA PERSONA
En cuanto Matilda escuchó sus palabras, se descontroló.
—¿Has perdido la cabeza, Valencia? Él es un alfa. ¿Cómo puedes siquiera pensarlo? ¿Has olvidado que alguna vez fue tu compañero? ¿Cómo puedes ignorarlo así solo porque tienes a un hombre más poderoso apoyándote? —dijo Matilda.
Ella presentó las palabras de una manera que hacía parecer a Valencia como una mujer ávida de poder, y pensó que con eso haría algún cambio en la decisión de la chica.
Sin embargo, esta vez, Valencia no quiso ceder.
Había sido demasiado indulgente con el alfa de la manada, quien la ayudó a crecer y la alimentó a pesar de las situaciones. Aunque la acosaron, también eran la razón por la cual aún estaba viva.
Una vez leyó que si realmente quería ser feliz, tendría que empezar perdonando a las personas a su alrededor, pero más que nada perdonándose a sí misma primero.