Punto de vista de Valencia
—Tienes una casa bonita. Muy acogedora, debo decir —Sombra se paseaba y yo sonreía con amargura.
Ahora, ¿cómo le pido que se vaya de mi casa porque los planes cambiaron de repente?
—Gracias —forcé una sonrisa, sabiendo muy bien que no podía ser grosera con él cuando fui yo quien le invitó.
Se giró y me miró con el ceño fruncido.
—Tu tez no se ve tan bien ahora. ¿Estás bien? ¿Te sientes mal? —preguntó Sombra mientras se acercaba con la mano extendida hacia mí.
—¡No te muevas! —Di un paso atrás y él me miró, confundido.
Traté de calmar mi corazón.
Tranquilízate, Valencia. ¿Por qué lo haces parecer un gran problema cuando no lo es? Él está aquí para cenar.
«Pero y si nosotros somos su comida? Imagínate a él comiendo—» Aurora empezó a hablar y casi me atraganto con mi saliva.
¡Ella no estaba ayudando en absoluto!!