Se levantó temprano, se ropa cómoda y una campera abrigada debido a que por culpa del viento hacia frío.
Su padre solo llevaba el uniforme como si no le afectará el frío.
Y como siempre, algunas personas lo reconocieron cuando el auto esperaba el semáforo verde.
E incluso algunos se pusieron al para saludarlo, y el niño solo asintió a su saludo.
Poco después de llegar, fue al estacionamiento del cuartel.
Llegaron a la guardia de turno y saludaron a su padre y a él, otros por respeto y otros por que lo reconocían.
Después de pasar por varios pasillos largos y anchos, Tadeo que incluso el cuartel de aquí era diferente.
Más grandes y voluminoso, con al menos tres veces más de personal.
Poco después llegaron al deposito de ropa en donde trabajaba su padre, puertas dobles de acero.
Su padre coloco la llave en la rendija y pasaron, al verlo todo oscuro y de la nada brillante mareo un poco a Tadeo.
Su padre le dijo como poner la pava aquí, que cosas no tocar y otras si por curiosidad.
Pero Marcelo conociendo su hijo no haría nada tonto o que arruine algo.
Después de arreglar ciertas cosas y acomodar libros gigantes para trabajar, le dijo a su hijo que se iba a formar y saludar a la bandera.
El padre cerró la puerta y Tadeo aburrido notó que había una radio, la enchufo y comenzó a sintonizar una emisora.
Era la emisora local, y por pedido de personas, comenzaron a reproducir sus temas versión estudio.
Y ahora finalmente entendió de porque algunos artistas se sentían raros cuando escuchaban sus voces en la radio o cualquier otro sitio.
Aunque no le disgustaba, Tadeo encontró matices en donde su voz de niño todavía aparecía pero era unos pequeños rastros, nada que afecte en general el tema.
Al escuche la pava hervir, apagó el gas, preparó un repasador lejos de los libros u hojas de la mesa.
Trajo la azúcar y yerba, un mate de calabaza gigante y la pava.
Poco después de primer sorbo del mate, notó que era yerba taragui, la más fuerte cuando se trata de amargura.
Y para amargo era la vida, lo cual le metió azúcar, poco después él mate comenzó a ponerse entre amargo y dulce.
Poco después su papá entró al depósito, cerró la puerta y se puso al lado de su hijo.
El niño entendió, le puso azúcar al mate y le entrego a su padre.
Al sentir la infusión caliente y dulce, hizo que su padre finalmente despertara.
-hijo de puta, no le hechas tanta azúcar.- dijo el padre y el niño solo río.
Poco después, su padre debido a herencia genética tuvo que utilizar anteojos aunque eran más de descanso qué para arreglar la vista.
Con un bolígrafo y una regla y diferentes hojas, comenzó a escribir números y oraciones en el cuaderno gigante.
A todo esto, el padre salvaba las canciones de su hijo que sonaba en la radio.
-¿tenes hambre hijo?- preguntó el padre mirando a su hijo.
-un poco nomas ¿por?- dijo el niño sin perder de vista el cuaderno que escribía su papá.
-vamos entonces a comprarte una raspadita o algo.- dijo el padre y se levantaba.
El niño se levantó y lo siguió.
-toma abrígate qué hace frío.- dijo el padre mientras le entregaba su campera polar qué estaba colgada.
-¿no tenes frío vos?- preguntó el niño.
-esto no es frío ¿sabes cuanto falta para que tenga frío?- dijo divertido.
-igual sos gallina, estas acostumbrado al frío.- dijo el niño esquivando un golpe de su papá mientras se reía.
En la mitad de una cuadra, el padre guio a su hijo a una panadería, al pasar le dio los buenos días a una panadera y pidió raspadita.
Tadeo a todo esto tenia las manos en los bolsillos de la campera de su papá.
Al pagar dos pesos por diez raspaditas, el dúo se fue al cuartel.
Los dos se sentaron y comieron una raspadita para cada uno.
Pasaron las horas y el ambiente tranquilo fue interrumpido por un soldado.
-buen día mi capitán.- dijo el soldado en comisión mientras se ponía firme.
-buen día milico, ¿ya desayunaste?-
preguntó Marcelo con el ceño fruncido, el soldado le dijo que si y poco después le dijo las órdenes que le dijeron.
Se levantó de su silla fue a un lado de la habitación y le señaló las cajas qué debía llevarse.
Le dijo que llamara a mas soldados para que lo ayudarán.
Pronto se hizo mediodía y su padre se fue a cambiarse de gimnasia, al terminar le preguntó a su hijo si quería hacer ejercicio.
Tadeo le dijo que si, se saco la campera polar y su campera abrigada dejándolo con su remera manga corta de color negro.
Cuando llegaron al patio general, le dijo a Tadeo que esperara cerca de un lugar ya que antes de hacer gimnasia había que formar.
Poco después de terminar, el niño fue a su padre, noto a muchos de sus amigos aquí, Curillan, Merni e incluso el chino.
Aunque tenían su peso, los músculos en sus brazos y pierna no decían lo mismo.
Sus pantorrillas eran como su muslo y sus brazos eran fuertes.
El grupo hicieron trote lento para que Tadeo vaya a su nivel, pero con un buen estado físico a su edad les seguía el ritmo.
Aunque no tenía su resistencia, comenzó a sudar pero el grupo no.
Poco después de terminar de trotar, se tiraron al puso e hicieron flexiones de brazo hasta el piso.
Para ellos lo normal eran hacer cuarenta y Tadeo solo pudo hacer veinte.
Su padre le dijo que estaba bien ya que nunca vio a su hijo hacer ejercicio y solo tocar instrumentos y jugar a la pelota cuando estaba aburrido.
Al finalizar las flexiones, dieron cinco vueltas más y al terminar comenzaron a ser abdominales.
Cuando la hora de hacer ejercicios termino, a los soldados no esenciales se les dio franco de una hora para hacer lo que quieran.
Pero deben estar limpios, prolijos y bien descansados antes de que termine el franco.
Tadeo notó que de armó un grupo de fútbol cinco en una cancha que había en el cuartel.
El niño se sentó en el suelo y apoyo la espalda en una pared mientas veía a la pelota ir de un lado a otro.
Pero se aburrió y se fue al depósito se su papá.
Al llegar le pregunto si quería un mate y este asintió con la cabeza.
Tiro la yerba del mate y lo limpio, preparo devuelta el repasador y el equipo de mate.
Poco después los dos comenzaron a tomar mate y comer raspaditas.
Y como antes el ambiente fue interrumpido por una sargento, piel blanca, ojos marrones fuertes y pelo castaño largo pero atado con forma de rodete.
Ella le hablo directamente a su padre y hizo que tuviera que mirar en otro libros.
A todo esto, Tadeo le ofreció un mate dulce y ella con gusto acepto.
-Entonces vos sos Tadeo, un gusto. Sargento catalán.- dijo la mujer mirando sonriendo a Tadeo.
-hola.- dijo Tadeo mientras la miraba y tomaba mate.
-sos una copia al carbón de tu papá
¿sabias?- dijo ella sacando tema de conversación pero el niño solo asintió.
-acostúmbrate curso, le tenes que sacar con tenaza las palabras a este.- dijo Marcelo mientas veía registro de viejos pedidos de ropa.
Poco después de ver irregularidades en el libro y sobre lo que se entregó, Marcelo anoto esto en una hoja en blanco los detalles claves.
Sea nombres, pedidos, fechas, entrega, personas anteriores a este cargo que se le asigno.
Con mirada en blanco pero concentrada, solo pudo suspirar ya que tenía que cortar cabezas debido a esto.
Si no fuera por la sargento no le habría dado mucha atención a esto.
Le pidió a catalán que cuide a su hijo mientras tanto fue a ver al jefe sobre esto.
Al quedar ellos dos solos, Tadeo se puso tenso pero suspiro y se dijo a si mismo que lo usaría como una prueba para su ginofobia.
-entonces tía catalán ¿tiene hijos usted?- dijo el niño mientas le entregaba un mate a la mujer.
-lo estoy pensando con mi marido la verdad, pero por el momento no.- dijo ella mientas se sentaba y cruzaba las piernas.
-entonces ¿Qué hace cuando vuelve a casa?- dijo Tadeo.
-miró la televisión, salgo a pasear con mi marido o vamos un bar y así? Y vos que haces?-
'Supongo que el rasgo de papa de contar nada de mantuvo pero no creo que pase nada'
Se dijo a si mismo.
-toco música y dibujo o miro los resúmenes de los partidos.- dijo Tadeo comiendo una raspadita.
-así ¿y que tocas?- preguntó ella sorprendida.
-no se si lo sabe pero la música que esta sonando ahora, soy yo.- dijo mirándola.
Ella estaba estupefacta, realmente no esperaba que la voz de la radio perteneciera a la de Tadeo.
-¿Qué son? ¿canciones individuales?- dijo ella.
-no. Son canciones de mi álbum que saque este lunes pasado, poco antes fui a un evento para promocionarlo antes de que salga.- dijo el niño.
-ah… entonces eras vos, mira vos. Entonces te felicito de corazón, espero que te vaya muy bien.- dijo ella.
Y ante esto Tadeo solo asintió sonriendo.
-¿y como dibujas?- pregunto ella y Tadeo solo saco una hoja en blanco de la rama de hojas abierta.
Agarro un lápiz negro y comenzó a dibujar de forma general a catalán.
Mientras ella bebía mate y miraba a Tadeo, noto que facilidad tenía para dibujar y hacer detalles.
En menos de veinte minutos termino el dibujo casi realista y se lo entrego a ella.
Minutos después su padre volvió, y al mirar al reloj de pared notó que ya era hora de irse.
Ahora eran las doce del mediodía, iría a casa a bañarse y tomar la siesta, y antes de las tres volvería a trabajar hasta que sean las seis.
Tadeo se decidió de catalán y ella hizo lo mismo.
Al llegar a casa, noto a su madre que estaba cocinando fideos con salsa y carne picada.
Su padre se baño, se puso el uniforme de combate y los tres comieron juntos.
'Entonces papa no come hasta que venga yo…'
Pensó Tadeo mientras miraba secretamente a su padre comer.
Al terminar de almorzar, Leila lavó los platos y demás, se lavó los dientes y se despidió de los dos.
Y los dos hombres de la casa decidieron tomar la siesta, Marcelo cerró la puerta con traba.
Tadeo se despertó debido a que su padre lo movió con fuerza y le dijo que se iba.
El niño se estiro en la cama, se destapó y se puso las medias y las zapas.
No se puso ropa porque tenía la costumbre de dormir con una remera y un pantalón.
A menos de que sea verano, solo esa estación dormía sin remera.
Al cerrar la puerta con traba, hizo lo mismo que ayer, trajo la guitarra y comenzó a tocar.