Llegué a las 4:27 P.M. a la plaza que se encontraba detrás del colegio.
No dijimos el lugar exacto de la gran plaza que ocupaba toda una cuadra, así que encontrarnos en el centro sería lo más fácil. Caminé por el sendero que llevaba al centro. Esperaba no tener que encontrarme a nadie conocido. La plaza estaba llena de estudiantes, ya que en los alrededores había varios colegios. La mayoría era del colegio "R. Libanes". Su uniforme era negro completo al igual que el de nosotros; el colegio "Faulkner", la única diferencia era el logo y las costuras. Las de ellos son blancas mientras que las nuestras son burdeo. También había estudiantes del colegio "S. Tarquinio" con su uniforme gris y verde, del "Saladino" con un azul marino y bordados dorados, y del colegio "Galeno", este se especializaba en sectores artísticos y visten con un buzo gris y rojo.
Mientras miraba los uniformes una persona llamó con mi atención. Lo reconocí de inmediato. Era el chico del que me percaté antes, a la hora del almuerzo. Esta vez, andaba con una chica del colegio "R. Libanes". Se notaban como una bonita pareja. Él era atractivo en todos aspectos, tenía una nariz bien definida, ojos almendrados, una cara delgada, y una sonrisa que se disipó un poco al verme. Como en nuestro anterior encuentro, nuestras miradas apagadas se encontraron. Era una coincidencia demasiado extraña. Seguramente los dos pensábamos lo mismo. No duró mucho, pero si fue notorio. No apartó su mirada para disimular y yo tampoco, no lo sentía amenazante y tampoco esperaba serlo. La chica en su regazo quería captar su atención poniéndose en su vista. Él desvió la mirada hacia la conversación, y la chica de largo pelo negro se giró para ver a quién o a dónde miraba. No sé si me notó presenciándolos, ya que aparté mi mirada al mismo tiempo que se dio vuelta y continué mi camino. No creo en la existencia de un destino, aun así, sentía que encontrármelo de nuevo ya no sería una coincidencia tan sorprendente. Sabía que al momento en que uno reconoce a la persona; por razones obvias, es más probable que logre diferenciarla en otro lugar. Puede que uno se cruce con la misma persona varias veces dentro del día, solo que no lo nota, debido a que es omitida de nuestra atención.
La mayor parte de la plaza era pasto dividido por caminos de concreto. Continué caminando por el sendero y terminé en el centro de la plaza. Había una amplia pileta moderna, la pintura de la pileta era blanca. Lo traslucida que era el agua en su interior y el reflejo que dejaba del sol, la hacían relajante. Era baja, pero uno igualmente podía sentarse en el borde. Examiné los alrededores mientras esperaba que Linna llegara. Estaba repleto de grandes árboles en todos lados, logré notar como un aguilucho volaban entre estos buscando que comer. Pasaba una brisa que hacía sentir el calor del sol agradable. Cerré los ojos para simular que todo estaba mejor.
¿Qué iba a decir cuando la viera?
Aún estaba indeciso sobre lo que pasaría con nosotros. Mientras seguía con los ojos cerrados, escuché unos pasos acercarse, debía ser Linna. Al abrir los ojos me llevé una decepción, eran dos chicos. Los reconocí, eran compañeros de Lie, tuve la oportunidad de hablar con ellos gracias a él. Uno de ellos estuvo en el partido, eran agradables y amistosos, por lo que pude conocerlos superficialmente. De vez en cuando eran ellos los que me invitaban a juntas, pero casi nunca iba por diferentes razones, la principal era que pasaba los fines de semanas con Linna.
—Absalón. ¿Qué tal?
—Dante. Sion.
Nunca supe que responder a esa presentación así que simplemente proclamé sus nombres. Sion era el más cercano a Lie en su curso y conmigo era bien accesible, se le hace sencillo hacer amigos y se ganó la fama de mujeriego ya que siempre se le veía en fiestas hablando con distintas chicas. Es sociable y no tiene problemas a la hora de pasársela bien, pero no es tan alocado como todos creen. A Dante no lo conocía mucho, él era de un curso diferente al de Lie. Del 3-B. No he hablado con él en profundidad. Siempre había alguien conocido en común, las conversaciones se dirigían a cosas generales. Aun así, la pasábamos genial cuando charlábamos y jugábamos videojuegos en grupo.
El silencio se alargó, Sion estaba a punto de hablar, pero Dante se le adelanto.
—Bro, hay un rumor tuyo muy feo.
Sion abrió los ojos por un buen rato al mismo tiempo que se tensaba, miró de reojo a Dante diciéndole que metió la pata. Me desagradó que lo expusiera así de inmune. De todos modos, sabía que se enterarían tarde o temprano.
—¿Se trata de mi familia?
—Sí.
—Puedo suponer que tu pregunta es, ¿si mi familia está muerta?
Dante al escuchar estas palabras se incomodó, recién se dio cuenta de la posibilidad de que fuera cierto, era real. Bajó su cabeza como lamentándose por haber sido tan inconsciente. Sion vio su reacción y habló por él:
—Así es. Si lo es —se tomó el tiempo necesario-. Realmente lo lamentamos.
—Es verdad.
—¿Toda tu familia? —interrumpió Dante
Me está descolocando lo insensible que es, sus palabras me dolieron. Quería lanzarle un golpe, pero sería incoherente. No hice movimiento alguno, parecía que estuviera en calma. No sé si lo dijo sin conciencia, por los nervios o si en serio necesitaba quitarse esa duda.
—Sí.
Mi voz salió áspera. Sion se dio cuenta de esto y tomó el rumbo de la conversación.
—Eh… Bueno, lo que te queríamos decir, es que, si necesitas cualquier cosa o incluso hacer como que no sabemos nada, nos los digas.
—Está bien, no quiero su lastima.
—Entiendo, igualmente no puedo imaginar lo duro que debe ser. Si tienes algún problema puedes hablarme, no dudaré en escuchar todo lo que tengas para decir.
—Gracias, lo tendré en cuenta.
Como siempre, sus palabras me calmaron. Él tenía un don para esto. No quería sentir misericordia de otros, pero Sion no te hacía sentir desagradable.
—Eh… ¿Hola? —apareció alguien detrás de Sion y Dante.
Mi cuerpo se tensó al escuchar esa voz, era Linna. Ellos se dieron vuelta. Al verla saludaron alzando la mano, sin ninguna palabra. Sion se volvió a dirigir a mí.
—Bien, entonces nos vemos —dijo a la vez que retrocedía para marcharse con Dante. Antes de retirarse alcanzó a gritarme—. Recuerda que puedes contar conmigo para lo que quieras.
Es un gran amigo. Espero poder utilizar su ayuda de vez en cuando, tengo que mantenerlo cerca.
Ahora me encontraba frente a mi discusión interna más problemática, Linna. La chica que amo, la que me hacía levantarme con una sonrisa todos los días, la primera novia que he tenido. Me encanta pasar el tiempo con ella, podíamos estar en silencio todo el día, simplemente mirándonos. Esta vez al vernos, los sentimientos se alborotaron. Pude aguantar de la mejor manera, puede que incluso sea porque no me quedan fuerzas para hacerlo. Sus ojos tomaron un brillo cruel, la luz reflectaba en sus ojos llorosos. Verla así me recordó lo del hospital, me duele tener ese recuerdo. Se limpió los ojos, tragó saliva con gran dificultad, cambió su actitud. Sabiendo lo que iba a decir, me le acerqué lo suficiente y me preparé para hablar.
—…
Las palabras no me salieron, sabía que si lo hacía iban a sonar desgarradas. Al verme así, ella tomó mi mano, un calor me recorrió. Sin darme tiempo a pensar, me abrazó. Un abrazo lleno de cariño que recordaré por siempre o eso quiero creer.
—Perdón, no sabía que decirte. Lo siento, lo siento mucho.
La que irrumpió fue ella, su ser me ablandó. Estoy dudando, soy un tonto. Estábamos cerca, tanto que quería sujetarme a ella y lamentarme entre sus brazos hasta caer rendido.
A punto de doblegarme, el sonido de un aguilucho dio a notar la realidad de mi situación. Se qué nadie se percató, ninguna persona estaba atenta a un simple aguilucho, pero para mí, era una señal.
La agarré de los hombros y la alejé sin soltarla, agaché mi cabeza preparándome para lo que iba a decir. La observé a los ojos y recobré la compostura soltándola.
—Necesito que terminemos.
Estaba listo para escuchar el vidrio desplomarse para romperse por completo.
—Está bien —respondió en seco.
¿Ah?
¿No comprendió? No es una broma lo que digo…
No, lo sabe, solo lo está aceptando. Pensé que podía predecir su actuar y sus reacciones. Tiene un carácter fuerte, pero al momento de temas familiares y amorosos es preocupantemente frágil. No la entiendo, de alguna manera me siento decepcionado ante su reacción. Sus ojos están serenos. Si se lo tomó así, supongo que es todo.
Di media vuelta, mis puños se contrajeron, mi mandíbula se apretaba con fuerza. Tenía demasiados pensamientos, no podía analizar nada, mi cabeza en este momento es un enredo. Esto en serio me disgusta, pero es lo que creo correcto.
—Si esto es realmente lo que necesitas, acepto que terminemos —gritó para detenerme—. Pero, yo te seguiré amando. Te seguiré apoyando igual que siempre, incluso, si es como una simple conocida —Linna iba a seguir hablando, pero su voz agrietada por sus verdaderos sentimientos no la dejaron—. ¡Te esperaré todo lo que necesites!
Al escucharla de esa manera, todo cambio. Me sentí aliviado ante su respuesta. No volteé, no podía mostrarme débil. No me despedí de ninguna manera. Lo hecho, hecho estaba. Nuestra relación ya no era significativa. Sin mirar atrás me subí al Wrangler y me marché. Una vez solo, maldecí todo a gritos para desahogarme.