—Señor, en realidad, nuestro jefe todavía está en el local —susurró el camarero que acompañaba a Hera discretamente a Gerald.
Los ojos de Gerald se abrieron de par en par sorprendido, su mandíbula caía incrédula. Antes de que pudiera procesar completamente la revelación y salir corriendo a buscar a su jefe, Mary rápidamente agarró el borde de su traje y le susurró algo urgentemente.
—Pero parece que está intentando ocultar su identidad. No estoy completamente segura, pero la oí usar el nombre Hera Ainsley —susurró Mary con cautela.