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Al ver sus lágrimas, Leland de repente no quiso continuar con el plan. ¿Cómo podía hacer tal cosa con una mujer que solo vería esta transacción como su último sacrificio para darle a ella y a su bebé una vida mejor?
Ya estaba casada con él y, en su mente, él era su esposo. Podrían consumar el matrimonio cuando quisieran, después de que ella estuviera lista. No tenía por qué ser esta noche.
Mientras ella permaneciera en este castillo y bajo su protección, nada le sucedería. ¿Verdad? La última vez, Sophie se metió en problemas porque salió y se encontró con sus malvadas primas quienes la empujaron al río.
Si Leland pudiera asegurarse de que ella sería obediente y se quedara aquí... entonces podrían posponer la consumación. Desde el rincón de su ojo, podía ver cómo su cuerpo temblaba levemente. Ella intentaba con fuerza esconder su angustia y mantener una fachada fuerte, pero Leland la conocía lo suficiente como para saber que Sophie estaba realmente triste.