Lana le dio una media sonrisa y asintió. —¿Puedo empezar mañana entonces? —preguntó Lana y los ojos del hombre se iluminaron.
—Claro...
Cómo odiaba esa sonrisa maliciosa que él tenía mientras la escaneaba con sus ojos. Estaba a punto de marcharse, pero se detuvo cerca de la mesa como si casi tropezara.
—Ay... —gritó mientras ponía rápidamente un micrófono debajo de la mesa en secreto.
El hombre que la había acompañado a la oficina corrió rápidamente hacia ella. Ella tenía una sonrisa tímida dirigida al hombre mayor que la miraba las piernas mientras murmuraba, —Lo siento, es la primera vez que uso tacones altos... así que...
—Oh cariño, deberías tener más cuidado la próxima vez... —susurró mientras sus ojos seguían posados en las piernas de Lana. El hombre era obviamente un maníaco sexual.