Aries siempre supo que podría morir. Tal vez no a manos de Joaquín, pero también era un peligro para sí misma. Vivía por el presente y por la venganza. El profundo odio que sentía por la realeza de Maganti era lo que la impulsaba a sobrevivir.
Día tras día, incluso durante su sueño, ellos la ocupaban. Eran ellos quienes le bombeaban el pecho para que su corazón pudiera seguir latiendo. Sus almas podridas que impregnaban el aire eran su oxígeno, y su existencia insufrible le daba propósito. Honestamente, no sabía qué haría si todos caían.
viviía. Ella vivía en el presente, pero ¿en el futuro? Todo lo que podía ver era oscuridad. Se sentía vacía por dentro, incapaz de esperar lo que la vida tenía reservado para ella. Porque al final del día, la razón por la que vivía hoy era por venganza, y una vez que tuviera éxito, no le quedaría nada.