Weston nunca había visto a Su Majestad así. Se esperaba que un caballero como el Rey fuera respetuoso y amable. Pero esto era un lado completamente diferente de Su Majestad.
Si Weston pudiera poner sus pensamientos en palabras, sería el hecho de que Su Majestad jugaba con Adeline como con un juguete. Era como plastilina en las manos de Su Majestad. ¿Ella creía que esa era en verdad su manera de ser? Él solo estaba fingiendo.
El Rey nunca había sido tan amable con nadie. Sonreía solo cuando le beneficiaba y reía cuando él estaba en la delantera. La joven Princesa era una tonta enamorada. Estaba cegada por sus expectativas hacia Su Majestad.
—No —murmuró Easton.
Easton ya conocía los pensamientos que pasaban por la mente de su hermano mayor. Los gemelos habían crecido con el Rey, y nunca lo habían visto tratar a una mujer de esta manera. Todo siempre ocurría de acuerdo con los planes del Rey. Las mujeres se rendían ante él, como el caucho se dobla bajo la voluntad.