—¿Qué? —respondió Nicklaus débilmente mientras veía a Gwen sentarse a su lado.
—Gwen se rió y cruzó los brazos.
—Siempre me has gustado, Nicklaus, siempre. Pero mi hermana ya estaba en el cuadro. Ahora que ella ya no está, finalmente puedo tomar lo que es mío.
—¿Lo que es tuyo? Gwen, ¿cuándo te convertiste en esta enferma? —Nicklaus frunció el ceño con disgusto.
—Tú me elegiste primero, ¿recuerdas? Pero Tiana tomó mi lugar. —Gwen se volvió a mirarlo y sonrió.
—Tiana sabía que te enamorarías de ella y rápidamente aprovechó la oportunidad cuando se presentó. Qué tonta fui al pensar que siempre se había preocupado por mí. —Nicklaus frunció el ceño, su cabeza se volvió nublada. ¿De qué estaba hablando?
—Gwen soltó una burla.
—Gwen, no puedo creer que realmente seas tú... —Nicklaus hizo una pausa cuando recordó algo.