Cuando Feng Tianyi despertó por segunda vez aquel día, ya pasaban de las cuatro de la tarde y se sentía un poco mejor. Encontró a Tang Moyu aún sentada junto a su cama, absorta en el libro que leía.
No estaba seguro de si debería alegrarse de que la emperatriz mostrase interés en su oficio. Quizás, solo estaba matando el tiempo mientras lo cuidaba leyendo sus libros.
—Tía Lu preparó algo que puedes comer. Deberías intentar comer un poco y tomar tu segunda dosis de medicina —Tang Moyu dijo sin apartar su atención de la página que estaba leyendo.
Empujándose a sí mismo para sentarse, Feng Tianyi comió un poco de la comida que estaba sobre su mesita de noche y obedientemente tomó la pastilla al lado del vaso de agua que sospechaba había sido rellenado por la emperatriz.