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De camino de regreso al hotel, ambos estuvieron callados en el coche. Habían llegado al lugar del evento en coches separados, pero ahora, en lugar de regresar a la oficina, se dirigían a su hotel en un solo coche.
Nina invitó a Valerie a su habitación y pidió café para ambas.
—Etán y Geena deben estar en la oficina —comentó Valerie después de tomar asiento en la mesa de café.
Nina prefirió sentarse en su cama y puso la almohada sobre su regazo.
—No te preocupes por ellos. No son niños y saben cómo volver.
Valerie estaba golpeteando su pie en el suelo y giraba un mechón de cabello alrededor de su dedo índice. Sus ojos recorrían la habitación, mirando a todos lados excepto a Nina.
Nina observaba cada una de sus acciones.
—¿A qué viene este nerviosismo? —la tomó por sorpresa con la pregunta.
—No, no estoy nerviosa… —Valerie comenzó a jugar con sus dedos. Su ansiedad era evidente en cada una de sus acciones. Parecía que tenía dificultad para respirar.