Marissa todavía tenía hipo en su sueño, y él no podía entender por qué todavía tenía miedo de Valerie y de su mamá.
¿O se trataba de aquella pesadilla?
Necesitaba decirle que los sueños no significaban nada. Solo soñamos con lo que tenemos en nuestro subconsciente. No tenía nada que ver con la realidad.
Miró hacia abajo cuando ella se estremeció en sus brazos. Apretándola contra él, bajó su rostro hasta su oreja —No va a pasar nada, Marissa. Necesitas confiar en mí esta vez. Nadie te hará daño nunca más.
No quería llorar, pero no era consciente de cuántas batallas necesitaba luchar para hacerle creer que los niños no eran la única razón por la que estaba aquí.
Podría luchar contra el mundo y Valerie le importaba un bledo. Incluso su comunidad de negocios podría ir en su contra, pero él podría luchar contra todos ellos. Pero para todos esos desafíos ella necesitaba estar con él.