Cayo la anoche en el pueblo de Alkmaaru.
Daegal se encontraba en el balcón de su casa viendo la fogata acompañado de su amigo cuadrúpedo escamoso purpura.
-¿Sabes la verdadera historia de la adoración a la luna nueva?
Ante esta pregunta, el dragón purpura asintió.
-Más haya de ser una celebración para dar gracias a los dioses por las abundantes cosechas, realmente es más complicado que eso...
El dragón purpura observaba con atención a las declaraciones de Daegal.
-Aunque no hay forma de comprobarlo, esta historia la escuche de los ancianos del pueblo. Hace muchos años existieron 3 bestias colosales, podían borrar países enteros con una sola pisada, el dios del mar, Leviathan. El dios de la tierra, Behemoth. Y el dios de los cielos, Ziz...
Al escuchar estos nombres, el dragón sintió un escalofrió recorriendo su espina dorsal, como si un miedo indescriptible hubiera sido impregnado desde su nacimiento. Daegal continúo con su historia.
-El Leviathan, Behemoth y Ziz eran enemigos naturales, estaban sumergidos en una batalla que parecía nunca terminar, en donde los que más sufrían eran la civilización antigua. Y aunque al inicio estos no se preocupaban por los daños colaterales, uno de ellos tomo conciencia de sus actos. Ziz. El dios del cielo decidió aliarse con los humanos y protegerlos, y de alguna forma, eventualmente Ziz logro sellar al Behemoth y al Leviathan. Esa gran batalla ocurrió durante la luna nueva, de ahí el nombre de la celebración, más que la adoración a los dioses por las cosechas, es más bien la adoración a Ziz por salvar la humanidad o algo así, jejeje.
Daegal inmediatamente se dio cuenta que si amigo escamoso lo miraba con especial atención y seriedad.
-Pero como ya dije, solo es una historia de ancianos, tampoco hay que echarle mucha cabeza a eso... Entonces, bajemos a la fogata, se ve divertido.
Daegal llego con su amigo a la fogata donde lo esperaban caras conocidas, su madre Isolde, Adelaida con sus padres Burchard y Sigrid, Roshiu, Sabina, Aldous y Benedict, entre muchas otras personas en la celebración.
Había mazorcas medio enterradas alrededor de la fogata mientras que algunos adultos bailaban disfrazados con ropas ceremoniales de color amarillo con tirantes, era algo curioso de ver. Daegal se unió con sus amigos y empezó a bailar alrededor de la fogata. Isolde le coloco una corona de mazorcas a Daegal a lo cual este sintió algo de vergüenza, se creía ya mayor para este tipo de cosas, pero igual se quedó con la corona por miedo a un regaño de su madre.
El dragón purpura también tenía puesto un traje ceremonial hecho exclusivamente para el hecho por Sabina. Le costaba caminar con los adornos que colgaban del traje y estuvo a punto de caerse en varias ocasiones, pero al dragón le parecía divertido, quería que este tipo de ambiente durara para siempre.
El jabalí colosal venía acompañado de más pueblerinos con una carreta llena de comida y alcohol para seguir con la celebración hasta el amanecer.
Benedict ya había comido 3 platos de carne y aun seguía comiendo, ante esta situación Daegal solo forzó una sonrisa. Benedict al notar esto le ofrecio un pedazo de carne.
-Oye, perdón, ¿quieres más carne?
-No gracias... No tengo mucho apetito, jejeje.
-Daegal, me gusta este pueblo.
Daegal quedo algo confundido ante la declaración de Benedict y solo siguió escuchando.
-No quiero que nada cambie, en 10 o 20 e incluso en 50 años, quiero que las cosas sigan igual, es muy divertido.
Daegal primero se impresiono, y luego puso una pequeña sonrisa.
-Sí, es muy divertido. Pero igual las cosas deben cambiar.
-Bueno... esto... como me explico... No podemos ser niños para siempre, estamos creciendo y cambiando incluso ahora mientras hablamos. Depende de nosotros saber la clase de adultos que queremos ser.
Respondió Benedict con un trozo de carne en la boca.
-Ya... mmm... eres todo... un adulto.
-Deberías primero tragar la comida antes de seguir hablando.
Daegal no pudo evitar reírse muy fuerte al ver a su amigo atragantado de comida. Y Benedict también se empezó a reír fuertemente.
A lo lejos los observaba Adelaida y Aldous.
-Definitivamente son unos niños todavía.
Ante esta afirmación, Adelaida miro como un depredador a su presa a Aldous. A lo cual este continúo.
-Pero ser un niño no es malo. Deben aprovechar mientras todavía son inocentes.
Aldous levanto su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Adelaida, a lo que ella avergonzada solo dijo una palabra en voz baja: ''-Idiota''.
-Si si, lo que digas, je...
Burchard y Sigrid se encontraban sirviendo la comida junto con Roshiu a todos los habitantes del pueblo. Sigrid hizo un comentario.
Ante la pregunta su esposo Burchard y Roshiu pusieron cara de confusión.
-La princesa Berenice hoy cumple 5 años, justo el día del festival de nuestro pueblo, que gran coincidencia.
A lo que Roshiu respondió mientras se tocaba el mentón.
-Ciertamente esa niña debe estar bendecida.
Burchard puso una sonrisa mientras decía: ''-Las cosas deben estar animadas en la capital, el quinto cumpleaños de la princesa, ciertamente es un gran evento''.
Sigrid asentía ante esa declaración: ''-El rey Heros y la reina Astrid deben estar muy felices''.
Burchard y Roshiu respondieron al mismo tiempo: ''-No es para menos''.
El dragón purpura con ropas ceremoniales observo al que alguna vez fue un enemigo monstruoso, el jabalí colosal de 3 ojos (Con una cicatriz en uno de ellos). Ambos cruzaron miradas, pero las cosas ahora eran diferentes, ambos animales simplemente respiraron profundamente y soltaron una sonrisa. Estaban disfrutando esta calma, este pueblo los acogió y ahora era su hogar.
Las semanas pasaron en un parpadeo.
Un grupo de 5 personas liderado por Aldous se dirigían a la capital del reino de Espinas en caballo y una carreta con comida, ropa y algunas artesanías para comerciar y traer nuevos productos al pueblo.
Aldous giro la mirada en dirección de los gritos. Era Daegal corriendo a toda velocidad acompañado por algo cubierto por una especie de gabardina, era su Dragón purpura.
-Nosotros queremos ir con ustedes...
-Oye no creo que deban, y más si vas con tu amigo escamoso.
-Por favor, no causaremos ningún problema.
Ante las suplicas de Daegal, los otros acompañantes le dijeron a Aldous que los dejara venir, sería divertido y la primera vez que Daegal va a la capital y el dragón purpura sale del pueblo. Ante los reproches de sus compañeros. Aldous no tuvo más opción que dejar a ambos subir a la carreta.
-Sé que me arrepentiré de esto... Bueno, ni modo.
Daegal tenía una intención oculta, encontrar a su padre que se encontraba sirviendo en el ejército del reino de espinas.
Y así, los 7 hombres y un dragón partieron a la capital del reino de espinas.
Pasaron los días sin mayor novedad.
Estuvieron en varios pueblos, conociendo distintas personas y paisajes que para Daegal y su compañero dracónico eran totalmente nuevas.
Exclamo Daegal, a lo que Aldous solo lo miro de reojo y sonrió. Y así sin más, llegaron a la capital del reino de espinas.
En la entrada de la capital la carreta fue inspeccionada por un par de guardias y aunque miraron sospechosamente a la persona de baja estatura con gabardina que cubría su rostro (el dragón purpura) no le dieron mayor relevancia y dejo pasar a todo el grupo a la capital.
Daegal solo suspiro mientras su amigo purpura lo miraba debajo de la gabardina y luego.
Ambos pusieron unas miradas de asombro, nunca habían estado en una ciudad tan grande, las torres de piedra estaban envueltas por follaje que incluso perforaban entre las grietas de estas, muchas personas con ropas que parecían ser de distintos reinos, comerciantes por ambos lados del camino, a duras penas podían seguir por el camino llenos de personas comprando y vendiendo.
Aldous y su grupo fueron a una posada cerca del castillo real para apartar habitaciones y luego irse a comerciar. Daegal agarro la cabeza de su amigo en gabardina y le dijo a Aldous que irían a explorar la ciudad y volverían al atardecer a lo que este les advirtió que se movieran con cuidado y no llamaran la atención.
Y así Daegal y su amigo en gabardina desaparecieron entre la multitud mientras que Aldous solo dio un suspiro agotado.
-Bueno señores, vamos a producir dinero, el pueblo depende de nosotros.
Ante estas palabras los acompañantes de Aldous dieron un grito de emoción y fueron con la carreta a alguna parte para vender los productos.
Daegal y el dragón en gabardina se metieron por un callejón donde estaba menos concurrido, su objetivo era acercarse al castillo para ver donde entrenaban los soldados y ver si encontraba a su padre.
Daegal le preguntaba a los locales para poder llegar al castillo, y con indicaciones de alguna forma llego al centro de la ciudad donde se encontraba el castillo real y antes de eso, el coliseo de entrenamiento del ejército.
El coliseo se encontraba a la vuelta de la esquina, pero en ese momento una persona con una gabardina con una capucha que cubría su rostro choco de frente con Daegal haciéndolo caer al suelo. Ambas miradas se cruzaron, la persona en cuestión era una niña de unos 5 años aproximadamente de cabello negro, piel blanca como la nieve y ojos esmeraldas. Pero Daegal no tuvo tiempo de admirar la belleza antinatural de la niña porque venían un par de soldados siguiendo a la niña que gritaban mientras se acercaban a toda velocidad. Ante esto, Daegal rápidamente cogió a la niña en brazos y salió corriendo en dirección contraria de donde venían los soldados.
Ante esta acción, el dragón purpura de gabardina abrió la boca de la cual se veía que empezaba a salir humo y cenizas desde el interior de su garganta para rápidamente estallar todo en una gran llamarada creando un muro de fuego para que los perseguidores no pudieran pasar, y con esto hecho el dragón en gabardina dio media vuelta y siguió a su amigo con la niña en brazos.
Daegal corrió lo más rápido posible y sin darse cuenta se había alejado demasiado del coliseo, el cual era su objetivo inicial. Luego de correr mucho tiempo se detuvieron a descansar.
-Oye niña, ¿Por qué te perseguían esos soldado?
Ante esta pregunta, la niña solo esquivo su mirada de un lado a otro y no respondió.
-Bueno, entonces al menos ¿puedes decirme cómo te llamas? Te salve, me lo debes.
La niña empezó a mover sus manos tímidamente, y dijo un nombre en voz baja.
-Así que Victorica eh, mi nombre es Daegal y este es mi compañero, es un dragón, todavía no tiene un nombre, seguimos trabajando en ello.
La niña puso una sonrisa e hizo una pregunta.
-Daegal, ¿Tú no eres de aquí cierto?
Daegal se impresiono por la pregunta de aquella niña pero le respondió de todas formas.
-No realmente, de hecho es la primera vez que salgo de mi pueblo natal. Vine aquí por una misión secreta.
La niña movió la cabeza confundida, pero Daegal pensó que esta niña quizás podría saber algo de su padre, tal vez era el destino.
-Tú por casualidad, ¿conoces a un señor llamado Bahram? Él es mi padre, dejo el pueblo hace mucho cuando fue reclutado por el ejército del reino.
-No me suena, aunque mi trabajo consiste en saber los nombres de los que son más cercanos a mí, no me suena de nada, debe ser un soldado de bajo rango.
Daegal puso una cara de sorpresa ante el dialecto tan fluido de aquella niña, para nada parecida a la actitud que tenía hace un momento. Y otra cosa le causo dudas, a que se refería con ''su trabajo'', una niña tan pequeña tiene trabajo, que significa exactamente, quien realmente era esta niña.
Victorica cayó en cuenta de que había hablado de más, y rápidamente desvió la conversación para evitar más sospechas.
-Entonces... Ya que eres forastero, te enseñare a ti y tu dragón la capital, la conozco bastante a pesar de que no lo parezca.
Daegal sabía lo que esta niña trataba de hacer, pero aun así, decidió seguirle la corriente.
Victorica llevo a Daegal y su amigo por los lugares famosos de la capital, desde la zona de mercaderes donde compraron pescados fritos con unas monedas de bronces que le había dado Aldous antes de separarse. Pasaron por las mansiones de la alta sociedad donde los locales andaban en carretas blancas con bordes dorados empujadas por un caballo blanco guiados por un jinete en traje formal.
La noche había caído en la capital.
La niña desbordaba energía, a diferencia de Daegal que ya estaba agotado, pero Victorica realmente quería ir a un último lugar.
Y llegaron a una plaza poco iluminada donde en el centro estaba una estatua de dos dragones agarrados de sus manos mientras ambos miraban hacia arriba. Daegal miraba a Victorica muy emocionada por alguna razón y justo en ese momento, las luces de la plaza se encendieron y de la boca de los dragones que apuntaban al cielo empezaron a lanzar agua mientras esta se iluminaba por la luz de luna.
No sabía quién era esta niña, incluso dudaba si Victorica era su nombre real, pero sabía que este momento era muy importante para ella.
Esa voz no provenía de Victorica ni de Daegal, y mucho menos del dragón purpura en gabardina.
Al lado de ellos se encontraba un niño de unos 10 años aproximadamente, de piel blanca, ojos totalmente negros como el infinito espacio y cabello blanco como la nieve, vestía con una camisa negra y pantalón gris, su aspecto resaltaba demasiado y aun así, no sintieron cuando llego a su lado. Aunque Daegal había entrenado con Aldous mucho tiempo, realmente este niño albino burlo sus sentidos, si fuera un asesino, todo habría acabado sin el enterarse.
Aquel niño se dio cuenta de la mirada de Daegal.
-Descuida, no soy un asesino, mi nombre es Alistair, vengo del reino de la lluvia, vine con mis padres a este reino a comerciar, ya sabes, dinero.
-Mi nombre es Daegal, soy nativo de este reino pero vivo en un pueblo lejos de aquí, este es mi Dragón y esta niña es Victorica, nos está haciendo de guía en la ciudad.
Alistair se quedó viendo con una mirada extraña a Victorica, y luego de soltar una sonrisa burlona simplemente dijo: -Ya veo.
La niña respondió a su saludo tímidamente. Ante los ojos de Victorica, este chico, Alistair, parecía saber algo sobre ella, pero, ¿solo eran sospechas sin fundamento?
-Vengan, este lugar es bonito, pero conozco un lugar mejor con una vista increíble.
Daegal miro a su dragón y a Victorica, y decidieron seguirlo.
Luego de caminar por unos callejones y subir una escalera, llegaron a una torre abandonada y ahí lo vieron, se veía toda la ciudad con las luces que adornaban la ciudad y la luz de luna reflejando en sus rostros, era un paisaje hermoso.
La que agradeció fue Victorica. Ante esto, Alistair se sonrojo y se tocó la mejilla con su dedo índice derecho.
Luego de pasar un tiempo en la torre, bajaron a la plaza donde estaba la fuente de dragones, el ánimo era perfecto, pero de pronto un grupo de soldados incluyendo a los que habían visto más temprano los habían rodeado.
Automáticamente Victorica se puso atrás de Daegal y todos entraron en posición de combate. Daegal, Alistair y el dragón purpura de gabardina estaban listos. Cuando un carruaje blanco guiado por dos caballos blancos llego a la plaza.
Del carruaje bajo un hombre y una mujer, la mujer tenía cabello gris y piel clara con un vestido verde y el hombre de piel un poco más oscura y una barba blanca al igual que su cabello, vestía una gabardina amarilla con una capa. Algo característico de esta pareja era que ambos tenían corona.
Aquel hombre con corona hablo.
-Mucho gusto, soy Heros y mi esposa es Astrid, somos los reyes de este país y también somos los padres de Berenice.
Ante esta declaración, todos quedaron confundidos, menos Alistair y hablo con una voz contundente.
-Como lo sospechaba, Victorica es un alias, ¿cierto?
-¿Lo supiste todo el tiempo?
-Al inicio tenia mis dudas, pero en el poco tiempo que llevo aquí te vi un par de veces con los reyes y esta situación no hace más que confirmarlo.
A lo que Daegal rápidamente interrumpió.
-Espera... Espera, entonces Victorica es en realidad la princesa Berenice... ¡Berenice!
-Perdón por mentirles, no era mi intención, solo quería salir a dar una vuelta por la ciudad, fue una coincidencia que realmente disfrute Daegal.
Daegal entrecerró los ojos y sonrió.
-No te preocupes, aunque fuera una coincidencia nos convertimos en amigos, ¿no crees?
Berenice sonrió y fue con sus padres, y antes que subiera al carruaje con sus padres, Daegal le grito.
-¡Yo vengo del pueblo de Alkmaaru! ¡Si algún día tienes tiempo ven a visitarnos, será muy divertido!
-¡También visita el reino de la lluvia, es más divertido que Alkmaaru!
Y con esa despedida, la princesa Berenice se fue en su carruaje junto con los soldados.
Alistair suspiro y luego hablo.
-Bueno, creo que aquí nos separamos, ya es muy tarde y me deben estar esperando.
Luego de esa declaración, Daegal recordó que debía encontrarse con Aldous en la posada al atardecer, y ya estaba muy tarde. Y rápidamente se despidió y se fue corriendo con su amigo en gabardina.
-¡Nos veremos algún día Alistair!
-¡Cuenta con ello, idiota!
Y así, Daegal con el dragón purpura, Berenice, Alistair se separaron cada uno por su propio camino. Este encuentro casual seria el responsable de crear distintos resultados en distintas partes del mundo, tanto para bien, como para mal.
Más tarde Daegal y el dragón fueron fuertemente regañados por Aldous en la posada.
Ya habían pasado algunos días, Berenice estaba emocionada por volver a encontrarse con sus amigos e iba a la habitación de sus padres para insistir en hacer una visita al pueblo de Alkmaaru. Antes de entrar a la habitación, escucho a su padre dentro de la habitación hablando con uno de sus guardias. Berenice arrimo su oído a la puerta para poder escuchar la conversación. Esta acción era algo que ella desearía no haber hecho nunca. Lo conversación entre su padre y aquel guardia era el inicio de lo que sería un futuro lleno de miseria para ella.
Solo se quedó de pie frente a la puerta con la mirada contra el suelo.
Sin decir una sola palabra.
Ese sería el detonante para un mal mayor que estaba naciendo dentro de la niña.