Daegal ya había terminado su comida, e iba a salir a jugar con su amiga que lo esperaba afuera, era una niña de 11 años de piel clara al igual que sus ojos, y cabello largo y negro, su nombre era Adelaida, ella y Daegal eran amigos prácticamente desde bebés.
Adelaida se asoma por fuera de la ventana, preguntándole a la madre de Daegal si él ya iba a salir a jugar, la madre le responde con entusiasmo que lo esperara porque él iba a lavarse la boca. Una vez Daegal está listo, sale con Adelaida a jugar al campo, los niños se despiden de la señora al unísono.
-¡Hasta luego señora Isolde!
Una vez afuera, el niño recordó algo muy importante, el huevo, agarra la mano de Adelaida y vuelve a entrar a la casa, corren hasta el segundo piso.
-Tengo algo muy genial que mostrarte, algo que nunca has visto.
-¿De qué hablas? Definitivamente eres un niño.
Adelaida tenía una actitud un poco arrogante al ser un año mayor que Daegal, pero aun así ella lo quería.
Llegaron a la habitación del niño, y...
Toda la habitación estaba hecha un desastre, las cortinas y sabanas estaban rasgadas, todas las cosas de la mesa estaban sobre el suelo, incluyendo la vela que se había apagado en la caída, Daegal inmediatamente noto que el huevo que había dejado sobre la mesa ya no estaba, o más bien, el contenido de este, solo quedaban las cascaras y un líquido pegajoso que goteaba de estas. En ese momento Adelaida grita asustada, el habitante del huevo estaba sobre su negro cabello, la niña empieza a gritar y corretear por toda la habitación, con el visitante inesperado aferrándose a ella, Daegal coge las sabanas rasgadas y las lanza sobre la criatura y se posa sobre ella asegurándose de no dañarla.
De alguna manera separaron a Adelaida de la bestia, ambos chicos fueron con el animal envuelto en sabanas a casa de los padres de la niña, ellos eran carpinteros, en el pensamiento de ambos niños estaba el conseguir una jaula para meter al animal para que no haga más daños.
La casa de Adelaida no era muy lejos, unos 400 metros de la casa de Daegal, una vez llegaron ahí, ambos niños saludaron a los padres de Adelaida.
-Hola... juu, juu, padres.
-Señor Burchard y señora Sigrid, como están, juu, juu...
Burchard era un señor algo mayor, de piel trigueña y cabello blanco por la edad, tenía unos 50 años, medía 1.74 metros, su esposa Sigrid era una amable señora de 41 años, piel blanca y cabello negro, de 1.68 metros, eran carpinteros del pueblo de cuarta generación, y su idea era que si hija Adelaida heredara el negocio familiar.
Ambos adultos respondieron el saludo un poco confundidos. Los niños siguieron corriendo hasta el taller que se ubicaba atrás de la casa, ahí había múltiples artilugios hechos con madera, ruedas, caballos, espadas, bastones, y lo que necesitaban, una jaula, Daegal sacudió las sabanas dentro de la sabana hasta que cayó el reptil visitante morado dentro de esta, y procedieron a cerrar la puerta.
El dragón empezó a sacudirse eufórico dentro de la jaula, estaba confundido, no entendía nada de lo que pasaba, de este mundo y porque lo habían encerrado, solo quería ser libre, los niños arrimaron sus caras a la jaula donde estaba el dragón, el no media más de 20 centímetros, desde su perspectiva, los niños eran gigantes, y sus carceleros.
Habían pasado 2 horas aproximadamente desde que el dragón morado estaba en un rincón de la jaula temblando, y los niños lo observaban con curiosidad, los niños empezaron a intercambiar palabras.
-Oye idiota, ¿eso no es un dragón?
-Sí, supongo que sí, y no me digas idiota, Adelaida.
-Y que se supone que hace un dragón por aquí, ellos no deberían estar en uno de los grandes reinos o algo así, se supone que ellos son usados como monturas por los jinetes de esos reinos, ya sabes, para combatir batallas y así.
-Ciertamente es muy extraño, quizás en alguna de esas batallas una dragona perdió su huevo y de alguna manera término en este pueblo, ¿No te parece genial?
-Enserio, eres un niño...
-No me molestes Adelaida, quizás debería enseñárselo a mi padre cuando venga del reino de espinas.
-Oye Daegal, tu padre ya no viene hace 3 años, no crees que quizás...
Daegal observo a Adelaida con confusión, a lo cual ella freno lo que le iba a decir y solo dijo: ''-No importa''.
Daegal inmediatamente dijo: ''-¿Qué comen los dragones?'', a lo que Adelaida le contesto: ''-No sé, quizás carne, después de todo, cuando crecen son animales feroces, con grandes dientes y garras, se comen a los caballeros de reinos enemigos''. Inmediatamente Adelaida fue a la cocina por algo de carne, a arrojaron un poco a la jaula del dragón, él reptil se acercó lentamente donde estaba la carne, la olio un poco, saco un poco la lengua y lamio el trozo de carne, y casi inmediatamente empezó comerse la carne ferozmente, era literalmente el primer alimento que consumía desde que nació. Los dos infantes observaron con asombro y también felices al animal devorar con ganas el trozo de carne que ellos le habían regalado.
Mientras del dragón morado devoraba la carne, por su mente se cruzaba un pensamiento: ''-Quizás no sean tan malos''. Tal vez fue una ilusión o quizás no, pero Daegal por un segundo parece que vio a su amigo morado sonreír levemente.
Y cayo la noche, Daegal se llevó la jaula a su casa, sin que su madre supiera, llevo al dragón a su habitación, lo puso debajo de la cama y se acostó, pensando en que nuevas aventuras le esperarían el día de mañana, y ahora con su nuevo amigo.
A lo que el dragón enjaulado respondió con un sonido agudo como una especie de chillido.
Y poco a poco, tanto el niño como el dragón de escamas moradas, cerraron sus ojos y cayeron al mundo de Morfeo.
Era media noche, al sur del pueblo donde vivía Daegal, había un bosque, más concretamente de donde venía el huevo de dragón. Este bosque tenía un nombre característico entre los habitantes de las cercanías, el ''Bosque del origen''.
Aunque el Bosque del origen no era un lugar de difícil acceso, entre los habitantes de los pueblos cercanos y comerciantes de los muelles corrían rumores de bestias que vivían en ese bosque que habían cruzado el océano desde el este directamente de la tierra oscura. Monstruos tan incontrolables que necesitaban una docena de hombres para contenerlos, haciendo que los comerciantes que venían por agua tuvieran que rodear dicho lugar para llegar al reino de espinas más al norte.
Entre los árboles se veían unas luces moviéndose, es un grupo de 5 hombres adultos con antorchas, de aspecto fornido, con ropas de pieles, estaban armados con lanzas, espadas y redes. Eran cazadores.
-Oye hermano, seguro que en este lugar encontraremos algo.
-Créeme, si capturamos alguna de las bestias de los rumores, las venderemos a buen precio, ya sean vivas o muertas.
-Oye Todd, parece que tu hermano tiene algo de miedo, quizás hasta ya se cago en los pantalones.
-No me eh cagado ni mucho menos, jodete Skar.
-Cállense señoritas, vinimos aquí por trabajo, concéntrense en el botín. Y Roid, si tienes miedo puedes volver al barco, no te culpare por ello.
-No tengo miedo hermano, Skar es un pendejo.
En ese momento escucharon algo moviéndose entre los arbustos, los 5 hombres guardaron silencio mientras se acercaban, justo en ese momento, algo salto directamente a Roid.
Todos los demás se empezaron a reír al unísono.
-Oye Goruk, deberías encargarte del aterrador conejo, jajajajaja.
-Ciertamente requeriría de todas mis fuerzas para combatir al terrible conejo, jajajaaja.
-Ya cállense malditos bastardos, mejor me iré a orinar por ahí.
Roid sumido en la vergüenza, decide irse del grupo un rato para calmarse un poco, siguió caminando por al menos unos 10 minutos, hasta el punto que ya no miraba las luces de las antorchas de su grupo, y se dio cuenta que estaba perdido.
-¡Todd, Goruk, Skar, Etan!
Roid llamaba a su grupo gritando sus nombres, pero no recibió respuesta alguna, justo en ese momento detrás de él se movió algo de entre los arbustos.
-Otra vez un puto conejo... Cuando acabe aquí me iré a un bar a ahogarme en alcohol y cogerme alguna golfa... Putos cone-
En ese instante Roid vio sus pies abandonando el suelo, como si volara, aunque no era algo tan fantasioso, sintió un enorme frio en su pecho, un líquido espeso empezó a deslizarse por su abdomen, era sangre.
Su pecho había sido atravesado por un enorme cuerno, cuerno de una enorme bestia de 3 ojos rojos, pelaje oscuro... Era un jabalí, pero a diferencia de un jabalí corriente, este medía 3 metros de altura.
-Debí quedarme... donde las golfas...
El monstruoso jabalí arrojo a Roid por los aires cayendo en el frio suelo. Y un instante después la enorme pezuña del jabalí aplasto la cabeza de Roid como si de una sandía se tratase. El cuerpo de Roid se retorcía en sus últimos vestigios de vida, esa fue la imagen que quedo en la pupila de Todd, su hermano mayor.
-¡Hijo de putaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Los 4 hombres restantes corrieron a enfrentar al jabalí colosal, perforando su cuerpo con lanzas, aunque no perforaron lo suficientemente profundo.
-¡Todd, lleva el cuerpo de Roid, nosotros nos encargamos de esta bestia!
Estas fueron las últimas palabras de Etan, el monstruo arranco la mitad superior del cuerpo de Roid de un solo mordisco. Sus piernas se retorcían en el suelo como si de una gallina decapitada se tratara.
El jabalí fue a embestir a los hombres restantes, pero algo detuvo una de sus patas, era Goruk, el hombre más fuerte del grupo, se decía que en sus mejores momentos podía levantar una carreta con 10 hombres.
El jabalí empezó a sacudirse para todos lados, pero de alguna manera, Goruk no se desprendía de su pelaje, y comenzó a apuñalarlo con su espada. El monstruo se retorcía de dolor y empezó inmediatamente a correr mientras se estrellaba con los arboles del bosque.
Cuando el jabalí salió a una parte despejada, lo único que se aferraba a él era la espada que alguna vez perteneció a Goruk junto con su brazo cercenado.
Todd y Skar corrían a toda prisa al océano para subirse al barco y escapar, Todd llevaba a su espalda el cuerpo sin cabeza de su hermano, en su cabeza solo estaba escapar y darle un funeral digno a su hermano.
Skar saco un jarrón con aceite y baño su espada en el líquido, con la única antorcha que aún conservaba encendió su espada. Justo en ese momento se escucha un rugido que envuelve todo el bosque.
-De que hablas, si corremos lo suficiente quizás...
-Imposible, de aquí no podemos salir todos vivos, alguien debe quedarse y distraer al monstruo.
Todd mira a Skar con tristeza.
-Sabes, debes enterrar a tu hermano, atender a tu madre enferma, yo por otro lado, no tengo nada, a nadie, escape de mi casa a los 12, y me dedique a ir por burdeles, robar, beber, coger, pero nunca hice algo productivo con mi vida, por otro lado... Tu puedes empezar de cero, usa esta experiencia para ser alguien, alguien importante.
Skar solo observa la espalda de Todd desvanecerse en la noche, de repente empieza a escuchar pasos que agitaban el lugar, de entre los arboles sale el enorme jabalí, de su pelaje escurría mucha sangre, tenía múltiples cortes y una espada con el brazo de Goruk enterrado en su cuerpo.
-Definitivamente eres alguien de admirar... Hubiera querido ir a beber una vez más, Goruk.
En ese momento, tanto hombre como bestia se abalanzan uno contra el otro, Skar es tacleado al aire por uno de los cuernos del monstruo, provocando una hemorragia en su hombro izquierdo, pero obteniendo el suficiente impulso para caer contra el monstruo con su espada de fuego, y entonces...
El abdomen de Skar había sido rasgado por un cuerno del jabalí, pero ya era demasiado tarde, la espada en llamas había perforado el ojo izquierdo del jabalí, haciendo que el jabalí corriera por el bosque aleatoriamente aun con Skar aferrado a la espada que estaba en el ojo del jabalí.
La presión del Jabalí hacia que las entrañas de Skar dejaran un camino carmesí mientras corría, hasta que Skar no pudo más si se soltó, había muerto.
El jabalí en su afán callo al rio hasta que fue arrastrado hasta una cascada y desapareció.
Todd llego a la orilla, se montó en su barco pesquero y escapo con el cuerpo muerto de su hermano, todavía no podía creer lo que había pasado, en su cabeza solo rondaba un pensamiento ''-Que estúpidos fuimos''. Mientras apretaba su puño al punto de hacerlo sangrar, y con todas sus fuerzas empezó a remar al este, dirigiéndose al reino tortuga.