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60.27% La Leyenda del Scire / Chapter 44: Capítulo 10: Decidir por ti mismo algo sin retorno – La gala del nuevo rey II

Bab 44: Capítulo 10: Decidir por ti mismo algo sin retorno – La gala del nuevo rey II

Fons, Ash, Palacio Real - 29 de Marzo - Año 526

 

Vlas estaba recostado en la baranda de uno de los balcón del salón, apreciando la ciudad. Había tomado demasiadas copas, y ya sentía como el alcohol comenzaba a hacer efecto en su cuerpo, por lo que decidió salir afuera y tomar aire fresco.

 Sacó su celular para ver la hora y se quedó algo hipnotizado apreciando la foto que tenía de fondo de pantalla... Creyó que la había cambiado.

—¿Qué haces? —preguntó Leah, acercándose por su espalda—. ¿Estabas viendo una foto? —preguntó de nuevo, intentando ver el celular.

—No... Sólo estaba viendo la hora —respondió Vlas, girando la pantalla de su celular hacia ella.

—Oh... Esa foto es de Zenda. —Leah lo notó al ver la foto.

Ella había visto a Vlas sonreír muchas veces, pero incluso con sus apreciaciones pudo notar como en esa foto estaba mil veces más feliz que cualquiera de las veces que ella lo vio. Una sonrisa de par en par y el reflejo brillante de esos ojos verdes eran la mayor muestra de tal felicidad.

Zenda era la respuesta. Vlas había tomado una selfie, en ella se lo podía apreciar a él y a ella, ambos tan jóvenes como lindos, probablemente él había tomado esa foto uno o dos años antes de ella conocerlo. En la foto Zenda pasaba sus brazos por el cuello de Vlas, hasta llegar a su pecho, ella también estaba muy sonriente, y sus brillantes ojos azules se sentían tan vivos que incluso a través de una imagen alcanzaba a notarse la luz que ella podía llegar a desprender. 

—Sí —asintió Vlas, apagando su celular para luego guardarlo de nuevo en su bolsillo—. ¿Recuerdas cuándo la conociste, cierto? —preguntó.

—Emm... Sí, la vi por primera vez esa vez cuando fuimos al muelle, recuerdo que pregunté si ella era la chica de la cual tú me habías hablado... Y luego la volví a ver cuando te despertaste en el apartamento de Lara luego de tu coma.

—Oh, sí... Nos viste cuando nos estábamos besando. —Él bajó su cabeza, riendo.

—Exactamente, sólo que no recordaba muy bien su rostro... Zenda era muy linda. —Luego de la afirmación de Leah el silencio los abrazó a ambos—. ¿Es extraño, no es así? —preguntó, repentinamente. 

Vlas sonrió... Ella no podía dejar morir una conversación de esa manera, por eso siempre intentaba abrir un nuevo tema que seguía con la anterior, y si eso pasaba de nuevo lo repetía hasta que la conversación concluyera en su totalidad... Luego de hablar demasiado con ella pudo darse cuenta de ello, pero casi nunca daba el paso inicial con la respuesta al tema... La pregunta de Vlas luego de ese inicio casi siempre era:

—¿Qué cosa? —Él la miró con intriga.

—El destino, es demasiado curioso a veces... ¿Tú crees que conocerla a ella fue casualidad, o que ya estaba predestinado?

Vaya pregunta profunda terminó por hacer. A Vlas le sorprendió que ella cayera en ese tipo de discusión, pero era algo interesante, por eso le siguió la corriente.

—Nada es por casualidad... Fue una acumulación de sucesos, yo creo que, si hubiera cambiado el orden de estos o borrado algunos, igualmente ella hubiera aparecido en mi vida y la hubiera cambiado para siempre de la misma manera —respondió, levantando la mirada—. Al igual que conocerte a ti no fue casualidad tampoco —añadió, con una sonrisa—. Llámalo mandamiento del destino, consecuencia, futuro, posibilidad remota... Lo que sea, yo me lo busqué, por eso sucedió... Así que no fue casualidad.

—Eres demasiado, Vlas Windsor. —La risa que soltó Leah expresaba jovialidad. Vlas siempre llevaba todo lo que hablaban a lados extremos, era interesante siempre esperar una respuesta elaborada a cada una de las preguntas que ella hacía—. Demasiado para cualquier persona. —Su cabeza se movía lentamente a los costados en negación, y una sonrisa seguía plasmada en ella.

—¿Incluso para ti? —preguntó Vlas, con la elocuencia haciéndole de compañía. 

—Vlas... ¿Puedo preguntar por qué hueles tanto a alcohol? —preguntó Leah, ignorando la pregunta de él cuando notó la copa en la mano de Vlas.

—Porque tomé cerca de diez copas de champaña... Y... Bueno, eso, parece que hizo efecto —tartamudeó.

—Ven —dijo ella, jalando su camisa—. Tienes toda la corbata suelta —añadió, apretándosela de nuevo.

Al levantar su mirada vio el hermoso rostro de Vlas mirándola desde arriba... Ella también había bebido algunas copas, y aunque tenía más autocontrol del que parecía tener él, todavía seguía siendo alcohol y este era capaz de alterar los sentimientos y sensaciones de una persona a niveles extremos. Por esa razón sintió su corazón acelerarse cuando él se pegó a ella... Sintió sus manos tocando su cintura y ligeramente alzó sus pies hasta que sus bocas estuvieron sólo a centímetros la una de la otra. Apoyó sus manos en el pecho de Vlas y sintió su corazón bombear con demasiada fuerza también.

—¿Estás muy emocionado, cierto? —preguntó ella, con un leve coqueteo.

—Tú aprovechas cualquier oportunidad para tocarme... ¿No es así? —bromeó él, desviando sus intentos sugestión.

—¿Y cuál sería el problema de eso? —preguntó ella, con una voz insinuante. Se sorprendió a sí misma, ella nunca hablaba así.

—No lo sé. —Vlas soltó su cintura y se lanzó un poco hacia atrás, apoyando su espalda en la baranda.

Esta inclinación hizo que casi perdiera el balance y cayera por el balcón, pero Leah tomó su mano y lo jaló lejos del borde.

—Ey, ¿Estás bien? —preguntó, mirándolo con atención. Su rostro se había puesto pálido.

—Un poco, veo doble y me duele demasiado la cabeza... ¿Me puedes ayudar? —preguntó él, apoyando su mano en el hombro de ella, para no perder el equilibrio

—Sí, claro... Ven conmigo —señaló ella, apretando su mano, y con cuidado lo guio con ella hacia la cocina. 

La figura de Leah era hermosa... De eso se daba cuenta Vlas siempre que la miraba de una manera distinta, normalmente ella vestía su uniforme de la universidad, que consistía en una falda de cuadros y un suéter gris con el logo de la universidad, por lo que era la primera desde su cumpleaños que veía a Leah vestida de diferente manera, y encima tan elegante. Realmente lo agradecía demasiado.

 Quizás eran sus hormonas adolescentes alteradas por el alcohol la cuales hicieron un extraño efecto en su mente, pero sin duda ella se veía más atractiva que antes... Lo notó cuando no podía sacarle la mirada de encima... Hasta que cayó en cuenta de que le estaba mirando el trasero.

—Listo... Es esto —dijo ella, dándose la vuelta, en una de sus manos tenía un vaso de agua, y en otra una pastilla. Al llegar al lado de él, se los dejó en sus manos.

—Emm, sí... Gracias —agradeció él, intentando evitar las miradas.

—¿Qué te sucede? ¿Me vas a decir que ahora te dio vergüenza? —preguntó ella, riendo.

—No, no, es que... Estaba viéndote y bueno, se me fue la mirada. —A punto de decir lo siguiente la oscilación vino hacia él, pero siguió—. Hacia abajo —soltó, cuando sintió a su rostro ponerse rojo de la vergüenza. Sólo procedió a tragar saliva y bajar la cabeza esperando la reacción de Leah.

Como no escuchó respuesta de su parte, levantó la cabeza. Cuando lo hizo, su vista fue acaparada por la sorpresa que reflejaba el rostro boquiabierto de Leah.

—¿Dije algo malo? —preguntó, confundido. Ella no había dado respuesta, ya aguardaba lo peor.

—Por Sun, Vlas, ¿Qué dices? ¿Desde cuándo me miras el trasero? —preguntó riendo. Vlas la miró más confundido, no creyó que ella reaccionaría de esa forma, se sorprendió.

—No fue con intención... Solo estaba viendo que...

Fue interrumpido cuando unos brazos se cruzaron por su cuello. Leah lo estaba mirando atentamente.

—¿Qué estabas viendo? —preguntó ella, torciendo sus labios rojos en una media sonrisa traviesa.

—Que eres hermosa. —Una gran ternura acompañó la respuesta de Vlas—. Siento que esto ya lo dije, pero no sé cuándo —agregó, riendo.

—Lo dijiste cuando fuiste a mi habitación hoy —le recordó Leah.

—No, no dije eso... Dije que estabas «radiante».

—¿Y cuál sería la diferencia?

—No lo sé, aun así, son dos atributos positivos que encajan muy bien con tu persona... Y por lo que veo te ponen muy feliz —dijo Vlas, señalando su sonrisa.

—Tienes razón, aunque lo que me pone feliz no es que me describan así, sino que la persona que lo hace eres tú —dijo, acercándose lentamente a él—. Vlas... ¿Te puedo proponer algo? —preguntó. No había quitado su mirada de los ojos de Vlas en ningún momento. 

—Soy todo oídos.

—Es difícil hacerlo... Nunca en mi vida llegué hasta este punto.

Leah, aunque no intentaba demostrarlo demasiado, estaba nerviosa por la situación. Pero Vlas tomó sus manos inquietas, y sintió el calor en estas.

—No hay nada que sea imposible de hacer... Sólo se basa en vencer una adversidad... No sé cuál será tu propuesta, pero tienes que pensar en lo positivo, de esa manera no creerás que es difícil... Siempre hay una primera vez para todo.

Esas palabras la tranquilizaron. Las manos de Vlas seguían apretando las suyas y esos ojos verdes asediaban su presencia.

Juntó todo el valor que tenía, pero las palabras se atoraron en su garganta y no querían salir. Pero esa pregunta que Vlas le había hecho minutos atrás volvió a su mente: «¿Incluso para ti?». No la había ignorado por el hecho de que se perdió en la actitud alcoholizada de Vlas, sólo que no supo qué responder.

Ella no se consideraba menos que nadie, tampoco creía que los demás fueran menos que ella, pero sabía comprender cuando una persona tenía ciertas características que lo ponían en un lugar distinto al de los demás, por lo que también consideraba que todos eran diferentes. Eso ya lo había confirmado con la comparación entre Rhys y Vlas.

Pero ella sabía que había personas que, aunque intentaras comprenderlas totalmente, no podrías a llegar a hacerlo jamás. Lara alguna vez le dijo: «Nunca te enamores de una persona igual a Rhys, nunca sabrás totalmente lo que quieren, y si no llegas a comprender en su totalidad esos sufrimientos que los atormentan, sufrirás demasiado... Haciéndolo sufrir a él también en el camino... En vano».

Vlas no era igual a Rhys, pero compartían características, y justamente esas características eran las que más intentaban ocultar frente a ellas: Ese amor tan devoto como intenso, esa ambición desmedida que los elevaba por encima de ellos mismo incluso, ese ego tan característico que inundaba sus decisiones, ese odio tan intenso como su amor, y esa tristeza perpetua, de la que nunca dejarían de padecer, con su mundo siempre incompleto. Esas características podían llegar a ser tan fuertes en ellos mismos que no existía nada en el mundo que pudiera pararlos cuando eran consumidos por una, o por tantas. Eran características únicas de su propia estirpe. Un Di Rem siempre sería un Di Rem. Sin importar el lugar, la persona o el tiempo. Y ellos no podían escapar de esa maldición tampoco.

Quizás estaba cometiendo un inmenso error al hacer lo que tenía planeado hacer, quizás enamorarse de Vlas sería entrar en una odisea de sufrimiento, de tristeza, que desembocaría en la soledad... O quizás todo lo contrario... Quizás él realmente la amaría, quizás sería una buena vida, quizás serían felices juntos, quizás no sufrirían, quizás todo eso que los atormentaba desde pequeños dejaría de hacerlo, y curarían sus heridas mutuamente... Serían el uno para el otro... Por esa razón, quizás él no era demasiado para ella... Y tal como Lara se lo había dejado en claro; el amor era una apuesta, una apuesta a los sentimientos y al destino, ella no podía predecir lo que sucedería con ellos más adelante, y la vida era muy corta como para arrepentirse, ya se lo había dicho a Vlas una vez, y todavía pensaba lo mismo. No podía seguir dándole vueltas al asunto, ella quería una sola cosa y en ese momento estaba a punto de conseguirla... A punto de decidir amarlo... Con sus carencias y virtudes, con su llanto y sonrisas, con su tristeza y su felicidad... Con todo lo que Vlas tenía para ofrecerle, así como ella a él... Era lo que quería... Quería hacerlo feliz... Así que lo hizo... Tomó esa decisión.

 —¿Quieres intentar algo conmigo? —preguntó ella, y después de esas palabras supo que ya no había vuelta atrás.

Vlas la miró con una sonrisa, y acercó su rostro al de ella.

—Depende —aludió.

—¿Depende de qué?

—¿Depende de qué tipo de «algo»?

Él sabía a lo que ella se refería, pero después de tanto esperar la respuesta sólo vino el accionar.

Leah se lanzó hacia él y le dio un beso en los labios. Amaba esa sensación, ella era suave y tierna, también sentía algo de timidez al hacerlo. Él alzó sus manos y las apoyó en el rostro de ella, acariciando su mejilla con suavidad. Quería que ese momento perdurara para siempre, como aquella vez en el jardín, besarla lo hacía sentir diferente, le impulsaba todos sus sentidos, lo engatusaba más que nunca.

Ella era distinta, era una chica hermosa, era luz. Inocente y tierna, aunque graciosa y atrevida a su vez. Podía ser mucho y poco al mismo tiempo. No la conocía totalmente, apenas sabía pocas sobre ella, sobre su pasado y su vida, pero más que eso, sentía genuinidad en sus acciones, en esas veces que le tendió su mano y lo ayudó. Si ella lo quería, siempre lo demostró, nunca lo dejó solo, y hasta hizo esa afirmación: «Siempre que me necesites estaré ahí». Ella estaría ahí para él... Él no podía no hacer lo mismo... Porque también la quería mucho, y porque a pesar de todo... Se había enamorado de ella.

Se había enamorado de Leah Foster.

—¿Eso responde a tu pregunta? —preguntó ella, separándose de él. Su rostro se veía altamente ruborizado.

—¿Sabes? Jamás creí que volvería a enamorarme luego de haber perdido al amor de mi vida... Hasta que tú apareciste y me ayudaste a salir adelante, esas palabras están grabadas en mi mente con fuego, y no se borrarán jamás... Decidí en ese momento que toda mi vida pelearía por mí y por ustedes, para de la misma forma vivir por mí y por ustedes... Era tan simple como entenderlo, pero me había ganado la desesperación y estaba cayendo solo, haciendo todo lo contrario a lo que Rhys me había aconsejado... Por eso... Gracias y mil gracias, jamás me darán las palabras para agradecerte, nada podrá devolverte ese favor... Nada igualará lo que tú hiciste por mí, pero quiero estar contigo, y espero, al menos, hacerte feliz... Porque te lo mereces, Leah... Tú más que nadie —dijo Vlas.

 En todo su discurso, su mano se fue afianzando a la cadera de ella, llevándola contra él, más y más, casi estaban pegados el uno al otro. Ese abrazo que le dio al final era necesario, era inevitable... Era deseado... Ambos lo anhelaban. Por eso lo disfrutaron de la misma manera.

—Este era el Vlas que necesitaba... Ese que acepta sus errores y comprende lo que le hace mal para poder encontrar su propio bien, ¿Puedes creer que me di cuenta de eso el primer día que hablamos de ti? Eso significa sólo una cosa, tú eres más especial de lo que crees, si tan solo no te subestimaras tanto y entendieras que eres capaz de todo... Quizás, eso es lo único que podría reprocharte, pero no puedo hacerlo... Porque eres encantador, Vlas Windsor, y me gusta todo de ti —dijo Leah, sintiendo el olor del perfume de Vlas a medida que este se recostaba más a ella. Le gustaba, era dulce.

—Lo haré... Tengo algo que cumplir, y sé que jamás confié en mí tanto como debería hacerlo, pero ahora esto me involucra directamente, por lo mismo, la única razón de cumplirlo es pensando que soy más de lo que creo, creciéndome ante las adversidades, no dejándome vencer... Porque realmente soy más de lo que creo, así como Rhys, él entendió que no tiene límites y al día de hoy es lo que es gracias a eso, espero llegar a un día ser como él.

—¿Sabes? Me gusta que comiences a confiar más en ti mismo, pero te pido que no te ahogues en eso, muchas personas terminaron mal por pensar que podían hacer todo solos, recuerda que desde ahora yo estaré ahí, que están Lara y Rhys, están los chicos, y tienes personas que te quieren en Remia, no estarás solo jamás... ¿Entiendes? —preguntó ella, apoyando su frente en la de él.

—Sí, bonita... Lo comprendo muy bien —respondió él, con una sonrisa—. Ahora que ya nos dimos las explicaciones necesarias y que entendemos lo que cada uno quiere del otro... ¿Podemos volver a la fiesta? —preguntó, señalando el salón por la puerta de la cocina.

—Sí... Volvamos... Aun así, quiero decirte que te vas a limitar con el alcohol, no dirás estupideces de nuevo por culpa de tomar demasiado... ¿Entiendes?

—Entiendo eso también... Por esta noche tú eres la jefa, ¿Bien? 

—Sí, claro —asintió ella, dándole un último beso— Vamos. —Lo tomó de la mano y ambos abandonaron la cocina para dirigirse al salón otra vez.

 

En el sótano...

 

—Lee... Me puedes explicar por qué el sótano tiene olor a muerto —preguntó Rhys.

Ambos bajaban por la escalera que descendía aún más en la profunda oscuridad, a cada escalón Rhys iba perdiendo más a la figura de Lee de su mirada, ese color plata de su cabello era engullido por la negrura. Unos escalones más y ya no se vería nada.

—Tiene el mismo olor que todos los sótanos, es sólo la humedad —respondió Lee, cuando luego de llegar a lo más bajo de este, paró frente a una gran puerta de metal—. Aquí es —agregó, tocando un par de veces.

 Adentro no se oía nada, parecía una habitación aislada del exterior. Sólo se escuchó un ruido ignoto cuando la puerta se movió apenas hacia adentro, alguien jaló con fuerza y la abrió completamente.

 —Lee... ¿A dónde habías id...?

Al momento de la puerta abrirse una chica salió rápidamente, pero se quedó parada en medio de su pregunta cuando vio a Rhys junto Lee.

 —¿Ash? ¿Qué haces aquí? —preguntó Rhys esbozando una sonrisa al darse cuenta quien era... No tuvo que pensar mucho, su rostro era inolvidable... Casi siempre lo tenía en su mente.

 Ashley Crown era la medio hermana de Lee, y ex-compañera de clases de Rhys cuando este vivía en Remia, también fue compañera de Lara en preparatoria. Se conocían hacía más de quince años, ella era la única persona, aparte de Artemisa Filii Dei y Jake Lauren, a la cual Rhys consideró por mucho tiempo su amiga, por eso, tenían una gran relación entre ambos.

 Ella era un año más grande que Rhys, y uno menor que Lara. Rhys pudo notar que el pasar de los años no parecía afectarle demasiado, y aunque era obvio que había crecido, casi no había cambiado nada. Ashley no era muy alta, no llegaba a los ciento setenta centímetros, pero tenía un gran físico, ella era la comandante de la Guardia Real, su figura atlética se debía a su intenso entrenamiento.

 Aunque Ashley no supo de su verdadera identidad hasta que cumplió los veintitrés años siempre tuvo los rasgos característicos de un descendiente de la familia Ex Fons... Su cabello era plateado y ondulado, aunque un poco más oscuro que el de su hermano, llegaba hasta la mitad de su espalda, pero ella casi siempre lo llevaba atado en una coleta, tenía la tez clara, casi pálida, sus ojos eran pequeños y alargados, estos también eran plateados, un poco menos brillantes que los de Lee, pero sus facciones eran finas como las de su hermano. Eran muy parecidos entre ellos, y Ashley era una chica hermosa.

 —Ey, pero si es el gran Rhys Windsor, creí que no te vería más luego de tu casamiento... Al parecer te tienen de la correa —bromeó Ashley, con confianza.

 —No, para nada, Lara no es de ese tipo de mujer, en realidad el alejado soy yo, no le he dado mucho interés al resto de las cosas —respondió Rhys, alzando sus hombros ligeramente. 

 —Pero a mí me dijiste que era Lara quien no te permitía meterte en esos temas —dijo Lee, intentando recordar.

 —Lee, maldita sea, me estás dejando expuesto.

 —Oh, lo siento. —Lee comenzó a reírse.

 —Ahora pregunto, ¿Qué hay dentro de la habitación? —Rhys intentó mirar por encima del hombro de Ashley.

 —Lo trajiste para «eso» —preguntó Ashley, mirando a su hermano. Lee asintió en silencio—. Ya veo... Tienes que ver esto, Windsor.

Ashley se volteó y entró a la habitación. Rhys entró detrás de ella y Lee los siguió, al final cerró la puerta.

 —No puede ser... ¿Qué es esto? —Rhys se sobresaltó al apenas entrar a la habitación permitir que sus ojos encontraran en el medio de la sala a un tipo sentado en una silla. Este tenía sus extremidades atadas a las patas y respaldar del asiento. Estaba golpeado y magullado, se encontraba cabizbajo, la sangre chorreaba por su rostro—. ¿Acaso lo estabas torturando, Ash? —preguntó mientras se acercaba lentamente, necesitaba verlo más de cerca, parecía no estar consciente.

—Lo encontramos en la entrada con una bomba, pudimos desactivarla, parece tener el mismo funcionamiento que las explosiones de Lee, pero creo que debes verla tú para entender de que se trata —respondió Ashley, entregándole una caja de cartón.

 Rhys la abrió para ver dentro una bomba y su detonador.

—Es de Energía del Alma, creada por un mismo poseedor del Scire... —dijo, quitándose uno de sus lentes de contacto. La miró con atención.

—¿Y? ¿Qué más? —preguntó Lee, esperando la identidad del autor.

—Rygal... Esta energía es de él —soltó, dándole una mirada a los hermanos—. Y sigue activada, Lee —añadió, lanzándola al aire.

—¡Maldita sea! ¡ABAJO! —gritó Lee, cubriéndose de la inminente explosión. Ashley le hizo caso.

Pero nada sucedió. Al notarlo, Lee alzó la mirada, y Rhys, quien seguía con la bomba en su mano, reía sin parar.

—Se la creyeron.

—Por Sun, Windsor, no juegues con eso, imbécil —Ashley lo regañó.

—Perdón... Igualmente, quédense tranquilos, para mí es un juguete, mientras esté en un rango de mi poder no estallará, y como ya saben, mi rango es ilimitado, no hay nada de qué preocuparse... Lo que sí debería de hacer es llevarla lejos y dejarla explotar en ese lugar, todavía no sabemos cuál es la potencia de esta... Quizás tiene el nivel de una bomba atómica menor —indicó Rhys, absorbiendo la bomba con su sello.

—Rygal... Ahora es él, ¿Qué quiere? —preguntó Lee.

—Debería preguntarme lo mismo, quizás él sepa algo —respondió Rhys, acercándose al rehén. Tomó una silla que estaba cerca y se sentó apoyando su cuerpo en el respaldar—. Mírame —ordenó, alzando el rostro del tipo.

—Windsor... ¿Qué harás? —preguntó Ashley, confundida.

—Sacarle información —respondió, mirando al rehén seriamente—. Di todo —soltó, profundizando sus intensos ojos en el rostro del tipo. Su mirada cambió, se tornó amenazante rápidamente, el tipo quedó paralizado de la impresión.

—No sé nada, sólo se me fue dada con las instrucciones de detonarla en la entrada del palacio.

Su voz temblaba, tragó saliva cuando terminó, Rhys no le quitaba la mirada amenazante de encima.

—Así que eres de Zardie, ¿Eh? Esto tiene que ver con Yoh Tales —aseguró Rhys.

—¿Cómo te diste cuenta de eso? —preguntó Lee, sorprendido.

—Su acento, ¿No te has dado cuenta cuando hablamos con Yoh? Ellos hablan nuestro idioma con una leve variación en la pronunciación, eso se debe a que todavía poseen vestigios de su idioma original... El indyl —explicó Rhys.

Lee y Ashley se miraron sin comprender muy bien la situación, pero era Rhys, él sabía de lo que hablaba, por eso le siguieron la corriente.

—Descríbeme al tipo que te dio la bomba, ¿De qué color era su cabello? —le exigió otra vez al rehén.

—No lo sé, me llamaron desde un teléfono público, dejaron la caja en una plaza de Alfa... Pero no sé nada, por favor, tienes que creerme —rogó, con desesperación.

Rhys podía notar como estaba en las últimas. Pero no cedió.

—Alfa, ciudad frontera con Zardie... Esto se está poniendo interesante —aseguró, poniéndose de pie—. Lee, necesito que me consigas una computadora, y Ash, tú unos auriculares —solicitó.

—Tengo los de mi celular, ¿Sirven? —preguntó ella, sacando unos cables de su bolsillo.

—Sí —asintió Rhys, tomándolos—. ¿Lee, puedes?

—Sí, claro... Aquí hay una. —Lee se acercó a un mueble con varios cajones, abrió uno y sacó una laptop.

—Enciéndela y déjala en la mesa.

—Okey. —Lee siguió sus órdenes.

 Rhys sacó un dispositivo de su bolsillo el cual enchufó a la computadora, también enchufó los auriculares de Ashley, luego acercó la silla del rehén a la mesa y se sentó a su lado.

 —Pondré siete audios, en cada uno de ellos se escuchará la voz una persona distinta, quiero que me digas si alguna es parecida a la que te habló por teléfono... Toma —le ordenó, dejando los auriculares en su mano.

 El rehén comenzó a escuchar los audios con atención. La intimidante postura de Rhys a su lado le hizo saber que no tenía más opción que hacerle caso.

 Cuando este iba por el tercer audio golpeo la mesa. Rhys notó como su atención se había elevado y como asentía inconscientemente.

 —Este, este es el audio... Esa es la voz que me habló por teléfono —dijo, convencido.

 —¿Seguro?

 —Sí, más que nunca, no podría olvidarme de ese tono tan sombrío.

 —Ya veo —dijo Rhys, poniéndose de pie. Apagó la computadora y la cerró, llevándosela con él al comenzar a caminar hacia la salida—. Ashley, Lee, vengan conmigo, tengo que contarles algo.

 Rhys salió de la habitación y los hermanos lo siguieron. Cuando todos se encontraban afuera, Rhys cerró la puerta de metal para que no se escuchara nada de su conversación.

 —La bomba viene de Zardie... Esos audios eran algunas llamadas que he recolectado con el correr de los años sabiendo que algún día me servirían, son de los cinco líderes de Zardie, de Rygal y de Cole... No llegó a escuchar todos los audios porque parecía muy seguro de saber cuál era, así que hay cuatro opciones descartadas: Yoh, Rygal, Cole y Killian —explicó Rhys.

 —¿Entonces quien fue el de la llamada? —inquirió Ashley.

 —Sonny Jin, la mano derecha de Yoh —respondió Rhys

 —¿Ese tipo para nada cuerdo al cual Jean Blake le dio una paliza? —preguntó Lee, con curiosidad.

 —Sí, el mismo... Esto fue una orden de Yoh, y la bomba era de Rygal... Rygal no es estúpido, no se dejaría atrapar con tanta facilidad, esto fue hecho adrede... Seguramente fue un plan elaborado por él y Yoh en una reunión, y viendo lo que quiso hacer al principio, siento que esto es sólo la punta del iceberg, Lee —explicó Rhys, con seriedad.

—No puedo decirle esto a mi padre... No me permitirá asumir si sabe que están intentando truncar mi coronación con un ataque terrorista. 

—Ese es el problema Lee.

—¿Cuál?

—Tu padre... No quiero decir que sea un mal líder, pero los tres sabemos exactamente qué sucedió dentro del gobierno en la guerra... Ash, tú eras parte de esta conspiración, quizás no te dabas cuenta porque no tenías demasiado conocimiento, pero de todas formas peleaste para defender el palacio de los grupos revolucionarios... En ese ataque, con miedo a que su reinado se derrumbe, el rey le permitió a Rygal y a Yoh hacer cualquier cosa dentro de la nación con tal de acabar con los grupos revolucionarios, ese permiso sigue vigente hasta el día de hoy, ellos saben que pueden utilizar a la élite de Fons como sus marionetas, quizás Yoh y Rygal tienen diferentes objetivos, pero quiero que lo sepas, Fons es probablemente el eje de cualquiera de esos propósitos, si asumes, les estás quitando una gran influencia, y no quieren permitirlo, no quieren perder.

—¿Me estás diciendo que estamos entrando a una guerra interna contra Yoh y Rygal? —Lee no lo quiso creer.

—Hay demasiadas probabilidades... Yoh quiere acabar con Fons, y esta oportunidad le cayó del cielo, él entiende mucho sobre la política, destruir un país desde dentro será bastante fácil si se les da el permiso de hacerlo, como lo hizo el anterior rey... En cambio, Rygal ya posee el control sobre Fons, así como en todo el mundo, y no quiere perderlo... Ellos están aliados momentáneamente sólo para que tú no asumas y les arruines la fiesta, pero créeme, si ellos evitan que te conviertas en el líder se terminará desatando otra guerra por Fons, y no creo que quieras eso.

—No, mi mayor objetivo es limpiar toda la reputación de Fons, en este momento la nación pende de un hilo, otra guerra no sabría cómo controlarla... Lo acepto, se me iría de las manos. 

—A cualquiera se le iría de las manos una situación así, por esa razón debes afirmarte en el poder lo más rápido que puedas, mientras más tiempo les des para que preparen un contraataque, menos posibilidades tendrás de asumir y ganarte la confianza de la nación, te puedo dar el ejemplo de Filii Dei, Artemisa es el mejor líder que tiene actualmente el mundo, ¿Sabes por qué? Porque su gente confía en ella y protege a su nación con su vida, es imposible que Filii Dei tenga una crisis como las de Fons, por eso la única vez que sucedió algo por el estilo, con la invasión de Yoh, en tan solo una semana todo volvió a la normalidad... Es una ley de un líder Lee, necesitas la confianza de tu gente, tú eres rey por ellos, no es que ellos sean ciudadanos por ti, primero tu nación, luego todo lo demás... Ten eso muy en claro.

 —Sí, lo sé... Haré lo posible para asumir y afianzarme al poder más que nunca —Lee dijo, repleto de decisión.

 —¿Y bien? ¿Qué haremos con él? —Ashley señaló la puerta, refiriéndose al tipo que estaba dentro de la habitación.

 —Enciérralo en un calabozo, es peligroso dejarlo libre, y matarlo sería mucho... No tiene Energía del Alma, no es una amenaza —dijo Rhys, acomodando su traje— Lee, ya casi es la hora, deberías ir a prepararte... Ash y yo podemos encargarnos del sujeto, apenas lo hagamos iremos al salón para ver la presentación, por ahora no hay ningún problema ahí, mis chicos no me han avisado de nada.

 —Bien, lo entiendo... Iré a mi camerino entonces, si mi padre llega a enterarse de que falto hará un escándalo —dijo Lee, dándose la vuelta—. Nos vemos luego —se despidió, antes de desaparecer entre la oscuridad de las escaleras de nuevo.

 —Listo, ¿Nos encargamos de él? —preguntó Rhys, refiriéndose al rehén.

 —Sí, vamos —asintió Ashley.

 

Unos minutos después...

 

El salón se puso a oscuras cuando el actual rey de la nación hizo presencia en el escenario que se había armado para la ocasión. Las luces apuntaron a él parado frente al micrófono.

—Hmm... Buenas noches a todos, y principalmente, muchas gracias por asistir a la gala de mi hijo... Como deben de saber, decidí abdicar el trono después de casi treinta años detrás del liderazgo de la nación de Fons... Decidí hacerlo para descansar después de haber vivido tantos acontecimientos importantes que hicieron desarrollarse a la nación como la mayor potencia mundial y dejar el nombre de Fons en la cima... Por esa misma razón siento que la única persona capaz de mantenerla ahí por mucho más tiempo y demostrar el poderío que poseemos, es mi hijo... Así que, por favor, denle un gran aplauso a Lee Ex Fons.

Luego del monologo del rey los aplausos se hicieron sentir cuando Lee subió al escenario ligeramente nervioso. Al pararse frente a la multitud con micrófono en mano todo su cuerpo se paralizó y las palabras se atoraron en su garganta. Miró hacia todos lados buscando confianza, y cuando alzó la mirada hacia un andamio cerca del techo los vio... Rhys y Ashley asentían con grandes sonrisas, eso le dio valentía.

Rhys y Ashley se habían parado en la parte más alta del salón. Ambos se habían puesto de acuerdo en que cualquier movimiento sospechoso en un invitado sería razón para reducirlo y llevarlo a un interrogatorio, parecían unos métodos crueles, pero para la situación que se llevaba a cabo en ese momento eran necesarios.

—Está muerto de nervios —rio Rhys.

—Ni que lo digas, pero no puede vivir con esa sensación para siempre, se adaptará fácilmente, créeme —dijo Ashley, con seguridad.

—Tú lo conoces más que yo, así que sólo me queda hacerte caso.

—Es un buen chico... Tengo mucha confianza puesta en él... Y cuidaré sus espaldas todo el tiempo, aunque él sea mil veces más poderoso que yo —afirmó Ashley, con una sonrisa.

—Él también te protegerá a ti, eres su hermana mayor después de todo... Te quiere demasiado.

—Gracias Windsor... ¿Y tú? ¿Qué tal va la relación con tú hermano? Lara me contó se vino a vivir con ustedes, recordé que esa era una de tus mayores metas y me sentí aliviada de que lo hayas logrado... Todavía recuerdo a Vlas, él era tan lindo de bebé, la última vez que lo vi él era un niño pequeño, ¿Ha crecido, no?

—Ni que lo digas, ahora tiene dieciséis... Él es el actual poseedor del Scire, por eso fue que volví a Remia a buscarlo, quién sabe lo que habría hecho mi padre con él... Sin contar todo eso que tuvo que vivir.

—Oh, pobrecito... ¿Y tuvo que tomar esa decisión?

—Su mejor amiga... Él la amaba mucho, su partida la afectó demasiado, pero últimamente y gracias a la ayuda de Leah ha podido salir adelante, yo también estoy intentando ayudarlo para que sea más fuerte, ese es su deseo, y tiene una firme voluntad, sé que lo va a lograr —aseguró Rhys.

—Ja... Igual que su hermano —rio Ashley—. Ey, dijiste Leah, ¿Cierto? ¿Acaso ellos se enamoraron? 

—No lo sé muy bien, no me entrometo mucho en ese tipo de cosas... Pero al parecer sí, hace algunos días estaban algo confundidos porque se habían besado, la verdad es que no comprendo totalmente a los adolescentes de ahora, cuando yo me enamoré de Lara era demasiado obvio e insistente —dijo Rhys, entre risas.

—No tienes que recordarlo. —Ashley sacudió varias veces su cabeza, en negación—. Pero, ¿No sientes extraño que tu hermano se enamore de tu hija?

—Bueno, biológicamente no es mi hija, así que no le veo nada de malo.

—Pero la adoptaste... Ellos legalmente son tío y sobrina, según la ley de Fons ellos nunca van a poder casarse o tener hijos, sería ilegal.

—Ash... Tienes razón, no lo había pensado antes, deberé de hablar de este tema con Lara... Al casarnos la adopción pasó a ser parte de ambos, así que sí, legalmente es imposible que ellos sean pareja, por no decir que sería llamado: «La palabra prohibida».

—Por favor, no digas eso, es muy chocante... Y perdona por desviar la conversación hasta este punto, es que me dio curiosidad.

—No, no pasa nada, de hecho, me abriste los ojos sobre algo de lo que no me había dado cuenta... Vaya, la ley es un tema muy complicado, me gustaba cuando me la saltaba. 

—Estás hablando con una agente del gobierno, mejor no exteriorices ese tipo de pensamientos —bromeó Ashley.

—Sí, claro... Has llegado lejos Ash, jamás pensé que tendrías ese tipo de influencia en una nación tan grande como Fons... Es admirable —la halagó Rhys.

Ella lo miró y sonrió con modestia.

—Es una posición acomodada, Windsor, si no fuera porque mi padre es el rey y ahora lo será mi hermano jamás habría llegado hasta este lugar... Todavía sería cadete.

Ella le quitó importancia, pero Rhys insistió:

—Por más acomodada que esté una persona, si no está calificada para el puesto no podría tener tan buenos resultados... Desde que la seguridad del país está a cargo de ti la criminalidad descendió hasta su punto más bajo desde hace cincuenta años... Eso es una gran hazaña, y la lograste tú, Ash.

—Lo logré con la ayuda de mi hermano y del Ministro de Seguridad, fue una hazaña compartida.

—Pero una hazaña al fin y al cabo, y tú formas parte... Deja de subestimarte, Ash, eres capaz de muchas cosas, te aceptaron en la universidad de aquí sabiendo que su régimen es muy estricto y tú eras una extranjera, antes de ser la princesa ya eras parte del Estado, y todavía no habías terminado tu carrera... Eres asombrosa y admirable, tu estatus no certifica nada, si no me crees mira a tu padre y todo lo que dije hoy sobre Rygal y Yoh... El sometimiento siempre está a la vuelta de la esquina, pero tú no lo has hecho, y sigues adelante demostrando lo independiente que eres... Siempre recalcaré lo mucho que has conseguido sola.

—Amas encantar a las personas, ¿No es así, Rhys Windsor? —preguntó Ashley, con mordacidad.

—¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Te conozco hace mucho tiempo, sé lo que intentas hacer —dijo ella, con obviedad.

—No intento manipularte, Ash, es cierto... Es cierto ahora y será cierto siempre.

—Lo sé Windsor, sólo que es extraño que tú resaltes las cualidades de otras personas... Todavía se me hace complicado aceptar que has cambiado y que la absoluta arrogancia que antes poseías se ha convertido en respeto hacia los demás... A tu manera, obvio, pero respeto de todas formas.

—Ja... Siempre sorprendo Ash, es lo normal en mí. —Se jactó él, con orgullo.

—Lo que digas, chico Windsor... Aunque yo diría que le prestes más atención a tu esposa, Lara nos ha estado mirando con un rostro de pocos amigos hace un rato largo. —Ashley hizo un gesto con sus ojos.

Rhys dirigió su mirada hacia Lara y la encontró entre la multitud. Cruzaron miradas en un instante, pero apenas ella se dio cuenta de que él la estaba mirando dio vuelta su rostro hacia adelante. En el mismo momento el cual Lee comenzó a hablar.

—Buenas noches a todos también, y al igual que mi padre, quisiera agradecerles por asistir en esta noche tan importante para mí... Lo siento si sienten que mi voz se nota nerviosa, pero es normal cuando asumes el liderazgo de una nación tan importante e influyente como lo es Fons, hace un rato estaba hablando con un compañero sobre las obligaciones de un líder y me dijo una frase que ahora mismo entiendo más que nunca: «Un rey es rey por su gente, no lo contrario, primero tu nación, primero tu gente y luego todo lo demás»... Comprendí exactamente lo que significaba vivir por tu gente y sentir que ellos pueden confiar en ti y depositar sus esperanzas de la misma manera, eso me lleva a una sola conclusión y espero recibir de su parte también... Quiero que depositen toda su confianza en mí, quizás es una promesa demasiado ambiciosa y utópica hoy en día, pero créanme, puedo decirles que, si quieren un futuro, estoy aquí para dárselos, daré mi vida por la nación las veces que sean necesarias, primero rey, luego persona, eso es lo que conlleva ser el rey de Fons, eso es lo que conlleva mi linaje, el significado de este emblema, el peso de esta corona y el legado de Delta... Espero no decepcionar... Muchas gracias —terminó Lee, cuando el salón estalló en aplausos y gritos de aliento, las luces se encendieron, y la fiesta siguió unas horas más.

El discurso de Lee había cambiado el ambiente, se sentía demasiada alegría en sus alrededores, y esta lo contagió, dejó su nerviosismo de lado rápidamente, quizás cambiaría cuando dos días más tarde tuviera que comenzar su liderazgo y ponerse en orden y al día con los problemas de la nación, pero mientras tanto sólo debía disfrutar de sus últimos momentos como una persona normal, antes de que como todos... Su destino se marcara para siempre.

 

Unas horas más tarde...

 

La fiesta había terminado, los invitados ya se iban y el salón comenzaba a quedarse vacío. Lara buscó a Leah y Vlas entre la multitud que quedaba, los vio hablando cerca de una mesa y se acercó a ellos.

—Chicos, ¿Nos vamos? —preguntó, parándose a su lado.

—¿No deberíamos esperar a Rhys? —preguntó Leah, con ingenuidad.

—Ja... Si supieras, Leah, es mejor que por hoy no nombremos a Rhys frente a Lara —declaró Vlas, riendo.

—Muchas gracias Vlas, me haces un favor —dijo Lara, mientras negaba con su cabeza.

—¿Qué sucedió? ¿Se pelearon y no me enteré? —preguntó Leah, con curiosidad. Lara bajó su mirada ante su pregunta, no quiso mirarla, aunque antes de su movimiento Leah notó cierto malestar en su rostro—. Mamá... ¿Te encuentras bien? —preguntó.

—Sí, está bien... Vamos... Te contaré en el camino —Lara respondió. Y los tres abandonaron el salón.

 

Mientras tanto...

 

—¿Te peleaste con Lara? —preguntó Kit, al encontrarse a Rhys solo en uno de los balcones. Se arrimó y lo acompañó.

—¿Por qué lo preguntas? —preguntó Rhys, con una mueca graciosa.

—Porque la acabo de ver irse sola —respondió Kit, señalando la salida.

—¿Estaba sola de verdad? —preguntó Rhys, denotando un poco preocupación.

—No del todo... Junto a Leah y Vlas en realidad, dije sola porque no iba contigo —explicó Kit.

—Ya veo... Mejor así —dijo Rhys, eso había sido aliviador—. Hice algo que le prometí justamente no hacer, y se molestó bastante —añadió.

—Viniendo de ti seguramente haya sido una pelea... ¿No es así?

—Exactamente.

—Pero eso es algo normal en ti... Tu vida entera se puede reducir en que te la pasas peleando, ¿Tanto le molestó?

—Creo que su actitud al retirarse lo dice todo, ni siquiera me buscó entre la multitud, sólo se fue... Aun así, tiene razón, le prometí que no armaría escándalo, y fue lo primero que hice al llegar, siento que actué de una manera demasiado infantil, una provocación no pudo haberme molestado demasiado.

—¿Y cuál fue esa provocación?

—El imbécil del tío de Lara me dijo: «Vienes de un clan de asesinos» —dijo Rhys, entre dientes. Repetirlo era molesto, todo ese enojo que sintió al oírlo por primera vez volvía a él.

—¿Qué? —preguntó el chico, estupefacto.

—Así como lo escuchas, sin ningún tipo de censura.

—¿Y lo dijo como si su clan no lo fuera? Parece que se olvidó del Incidente de Raven y lo del padre de Dean.

—Shh... No digas eso en voz alta, con lo del padre de Dean no hay problema, él lo tiene bien en claro, pero no hables del Incidente de Raven, eso es un secreto entre nosotros.

—Rhys... No comprendo tu actitud, ¿No tienes confianza en Lara? ¿Cuándo le vas a decir que su tío fue quien asesinó a todos esos empleados?

—No es así... Tú no comprendes todo lo que Lara tuvo que sufrir al enfrentar ese suceso, era su peor momento, toda la culpa que tuvo que acarrear y todavía acarrea es demasiada, necesitó aferrarse a Leah y a mí para salir adelante porque todo lo que perdió la hundió... No quiero revivir esos momentos, ni quiero que ella tampoco lo haga, sólo la lastimarían más, y créeme, no se quedará tranquila si lo sabe, no puedo permitir que algo así suceda de nuevo.

—¿Por qué está embarazada o hay algo más que oculta el hecho de que no se lo quieras decir?

—Sí, hay algo más... Leah, ella ama a Leah, la chica fue lo que hizo que esa culpa fuera controlada y no la volviera loca, porque sabe que tiene el perdón de ella, pero dime; ¿Cómo crees que reaccionaría si se entera que su tío mató a los padres de Leah? Y no sólo eso, sino que la hizo ver como la culpable, martirizarse y perder el sentido de la vida, Lara estuvo a sólo un instante de morir, Kit... Jamás podría afrontarlo de buena manera, lo mínimo que haría sería hacer que su tío termine bajo tierra... Y Lara no puede volver a matar a nadie, no es un buen camino... Ella no puede volver a perderse de esa manera.

—¿Lara se quiso suicidar? —Kit lo miró consternado, la afirmación de Rhys era lo que menos se podía esperar de una mujer como Lara. O al menos de lo que él veía y conocía de ella.

—Es algo que quiere borrar de su pasado, por eso jamás la escucharás hablar sobre eso, pero sí, eso pasó... Como te dije antes, todos esos sucesos desembocaron en que ella se hundiera emocionalmente, la muerte de los Foster fue el detonante de esa debacle en la mente de Lara, y la depresión la destruyó, ella creía que si seguía arruinando más vidas no debería seguir viviendo... Si no hubiera estado ahí ella ya no estaría con nosotros. —Rhys recordó ese momento y su piel se erizó, estremeciendo todo su cuerpo... Ese era el pasado que no quería revivir... Aquellos momentos más oscuros de su vida, y de la de Lara.

—Todo fue culpa de su tío... Ahora comprendo por qué se lo ocultas, es para protegerla.

—Sí, aun así, mi actitud es algo hipócrita, le vengo mintiendo hace más de seis años, seis años en los que ella sí ha confiado en mí, seis años en los que ha vivido en una mentira... Lara es demasiado leal, ella jamás me mintió o engañó, el único que la ha lastimado soy yo, pero quizás comprenda que todo lo que hago es para protegerla, o al menos intentar reducir el dolor que le causaría saber la verdad.

—¿Tú crees que algún día se enterará?

—Las mentiras jamás duran para siempre, y a esta la veo cada vez más cerca de caer, por eso digo, cuando Lara se entere de todo eso, lo único que habrá en ella será ira, demasiada ira, no dejará nada, y yo no voy a poder estar ahí para evitarlo.

—¿Cómo que no estarás ahí para evitarlo Rhys? —preguntó Kit, confundido.

—Creo que hablé de más... Tendremos que terminar la conversación aquí, Kit, tengo que irme a casa, aunque esté enojada, Lara seguramente está preocupada por mí. —Rhys ignoró la pregunta de Kit y se dio la vuelta.

—No, espera, tú me dirás por qué es que no estarás ahí para evitarlo... ¿Qué planeas Rhys? —el chico insistió.

—Perdón Kit, pero te dije que Lara probablemente esté preocupada por mí, debo irme.

—Rhys, ni siquiera te ha llamado para saber dónde estás, no pongas excusas, ¿Me vas a decir que sucede?

—No es momento, Kit... Espera algún tiempo, pronto lo sabrás —dijo, antes de desaparecer.

—Maldita sea, sabía que no podría pararlo... Este tipo —maldijo Kit, con demasiadas preguntas en su cabeza—. ¿Qué estás intentando hacer, Rhys? Recuerda que todavía estamos a tu lado.


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